La soprano Michiko Hirayama realiza el estreno mundial de 'Los cantos del capricornio', de Scelsi

Ella es la fuente directa y cristalina de la obra que compuso Giacinto Scelsi entre 1962 y 1972. "Lo haré muy pocas veces más en mi vida, pero como sé qué pretendía transmitir, quiero dar testimonio de primera mano de sus intenciones", asegura la soprano japonesa Michiko Hirayama, que hoy canta en la sala de cámara del Auditorio Nacional la versión íntegra para voz, percusión, contrabajo y saxofón arreglado de Los cantos del capricornio, una obra de la que se realiza el estreno mundial en Madrid dentro del ciclo Música de Hoy, organizado por Xavier Güell y patrocinado por EL PAÍS.

Se entendían a través de la música. "Jamás me explicó con palabras lo que pretendía", dice esta mujer de experiencia amplía, pelo moreno con mechón gris en el centro y ojos expresivos, que salió de Japón en 1953 para hacerse cantante de música contemporánea. Su relación con Scelsi fue constante. Le conoció a fondo porque el autor italiano escribió para ella varias piezas. "Los cantos del capricornio es una obra cósmica. Él trató de describir la creación del mundo, de las almas de los animales y los hombres con una música muy personal", afirma Hirayama.

El músico, muerto en Roma a los 83 años en 1988, tejió en varias de sus obras como Khooon, Sauh y esta obra que se interpreta hoy en Madrid, un canto constante a la paz y la armonía que sienta bien en los tiempos más negros: "Tiene suerte de no estar vivo ahora", asegura la serena y bella Michiko. "Era un gurú, muy interesado por la filosofía hindú y el yoga, ejercía una atracción chamánica", recuerda la cantante. Y predicaba la paz, aunque Hirayama, fiel portadora de sus notas allá donde se quieran escuchar, siempre ha desconfiado de los que se autodefinen como pacifistas. "Los hombres son guerreros, tienen esa naturaleza. Scelsi también; ¿sabe usted en qué quería ganar siempre la guerra?", pregunta la cantante. "En la conquista de las mujeres".

Hasta ahora, la cantante había interpretado piezas de esta obra en Viena, Berlín y Bolonia. "Siempre con voz sola, sin acompañamiento. Si lo hago sola es más barato y nadie quiere apoyar la música contemporánea. Por eso es maravilloso que podamos hacer esto en Madrid en la versión que él escribió", afirma. Nunca ha dejado de combatir porque la música más especial y arriesgada se interprete. Salió de Japón para eso. "Allí sólo estudiábamos ópera italiana y lieder alemanes. Yo quise irme para confrontar mi voz, que se había formado con la tradición de la música japonesa, con la música occidental más moderna, y a eso me he dedicado", confiesa.