"El nacionalismo tiene mucho de narcisista"

Santiago González (Burgos, 1950) ha creado en su columna diaria en El Correo un estilo personal cargado de humor y referencias a sus grandes aficiones, el cine y la literatura. Los mismos rasgos se encuentran en su libro Palabra de vasco: la parla imprecisa del soberanismo (Espasa), en el que analiza el lenguaje empleado por los líderes del nacionalismo vasco.

Pregunta. ¿La crispación política deja espacio para el humor?

Respuesta. El humor es una potencia del alma. La vida es al mismo tiempo drama y comedia. Mi director de cine favorito es Billy Wilder, un realizador que ha abordado todas las miserias del alma humana, y casi siempre con humor. Él, que era judío y perdió a su madre, su padrastro y algunos familiares más en Auschwitz, fue capaz de abordar el nazismo desde una clave humorística y sarcástica.

P. ¿Qué tal andan de humor los políticos nacionalistas?

R. Su lenguaje se caracteriza por una ausencia notable de sentido del humor. No hay nada más serio que una pretensión totalizadora de la sociedad, como la suya. Parte de una posición que tiene mucho de narcisista; se toman a sí mismos demasiado en serio y son incapaces de tener empatía, de ponerse debajo de la piel de otro que sufre o tiene problemas.

P. ¿Y el resto de las opciones políticas?

R. También pasa. Algunos de los rasgos que describo en el libro son aplicables en determinados momentos a dirigentes de otras confesiones, pero lo característico de los nacionalistas es que lo practican de forma más decidida, firme y sin fisuras.

P. En sus columnas ha creado términos y ha transformado en irlandeses los apellidos de políticos vascos.

R. Sí, fue inspirado por el viaje de Egibar, Ollora y Agirre al Ulster para inspirarse en lo que se llamó la vía irlandesa. También viene de mi formación cinematográfica, que hizo que les asociara con las figuras de los sargentos irlandeses de las películas de John Ford. He tenido la sorpresa que en la última asamblea del PNV, la presidenta utilizó el término "gran timonel", con el que yo me he referido a Xabier Arzalluz. No sé si lo que estoy haciendo es una crítica risueña o proporcionando munición dialéctica a los nacionalistas.