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Reportaje:FÚTBOL | Ida de los octavos de final de la Liga de Campeones

El Juninho tardío

El brasileño Pernambucano explota en el Lyón a sus 29 años por su técnica, visión y golpeo

Cuando llegó a Lyón en 2001, a sus 26 años, los analistas fruncieron el ceño: "¿Por qué ha salido tan tarde de Brasil si allí dicen que es tan bueno?". Dos cursos y medio después Antonio Augusto Ribeiro Reis Junior, Juninho Pernambucano (Recife, 1975), ha eliminado todo vaticinio negativo y es el líder espiritual y la referencia del Olympique. En la temporada de su debú ganó la primera Liga en la historia del club y en la siguiente repitió el logro y fue el máximo goleador del equipo: 13 tantos. En la presente suma nueve, dos de ellos en la Champions. Como medio centro, con gran dinámica y una notable capacidad organizativa, Juninho dirige el ataque del cuadro de Paul Le Guen con vocación de todoterreno: recupera, distribuye, asiste y marca.

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Su aparición en el fútbol brasileño fue tan precoz como tardío su desembarco en Europa. Hijo de un militar, hasta los 16 años sólo había jugado al fútbol sala, en el que afirma haber descubierto los secretos del control del balón y los regates en espacios reducidos que ahora exhibe. A los 17 fichó por el Sport Recife, del Estado de Pernambuco, y a los 20 llega al Vasco da Gama. En las dos primeras campañas con este club sufrió problemas de adaptación como casi todas las promesas que entran y salen sin hacer ruido del estadio de São Januario. Pero Antonio Lopes, un antiguo comisario de policía que entrenaba al Vasco, le dio confianza como proveedor de los ilustres delanteros Edmundo y Evair. Así ganó el grupo de la Cruz de Malta en 1997 el título brasileño, que se le negaba desde 1989. Fue el primero de una imponente racha con Juninho ya estable por la banda derecha. Suyo fue el golazo de falta a Burgos, en Buenos Aires, frente al River Plate, que les daba en 1998 el pase a la final de la Copa Libertadores, ganada al Barcelona de Guayaquil. Luego, perdió la Intercontinental ante el Madrid, pero ya había ganado también el campeonato carioca.

En 2000, el Vasco fichó a dos estrellas: Romario, que llegaba del Flamengo, y Osvaldo Giraldo, Juninho, al que las lesiones sufridas en el Atlético y el Middlesbrough le habían hecho perder prestigio y que se vio apellidado Paulista para diferenciarle de su compañero, Pernambucano, ya toda una eminencia. Aquel conjunto firmó un excelente curso ganando la Copa Mercosur y el campeonato nacional.

Juninho Pernambucano era feliz en Río hasta que el Vasco empezó a tener problemas de pago en 2001. Contrató entonces a la abogada Gislaine Nunes, famosa defensora de muchos jugadores contra los directivos morosos. El Vasco, presidido por el polémico Eurico Miranda, intentaba retenerle alegando que el dinero reclamado había sido invertido en los tratamientos médicos del propio Juninho.Tan grotesco argumento no convenció a los tribunales, que le otorgaron la carta de libertad. Así fue como fichó por el Olympique, donde fue bien acogido por sus compatriotas Edmilson, Caçapa y Anderson, hoy en el Villarreal, y sustituido en Lyón por Elber.

Juninho ha acabado deslumbrando a todos. Según Le Guen: "Es excepcional en técnica, visión y golpeo. Me encanta ensayar con él los lanzamientos de las faltas". Una acción en la que el brasileño se muestra especialmente certero con su pierna derecha: "Si la barrera está a la distancia correcta, sus integrantes no tocarán jamás el balón".

Juninho ha explotado a los 29 años, pero aún alberga esperanzas de aprobar su asignatura pendiente: la selección brasileña.

Juninho celebra un gol con el Lyón.
Juninho celebra un gol con el Lyón.AP

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