La cantautora donostiarra Ana Pozas vira hacia el pop rock en su segundo álbum
Ana Pozas no ha esperado mucho para dar un significativo golpe de timón a su propuesta. En 2001, publicó Seguir viviendo, un estreno repleto de una suerte de canción de autor guiada por el sonido de las guitarras acústicas, y adornada con tres y acordeón. Pero ya se ha cansado de esa languidez -"quería meter ruido"- y hace una semana sorprendió poniendo en circulación Sin querer (Dro East West), un segundo elepé "más guitarrero" en el que abraza el pop rock.
"El primer disco no tenía nada que ver con éste. No era nada pop, ni rock, era algo más acústico y mucho más íntimo. Hice un disco con lo que sabía hacer hasta entonces, cuando me sentía más una universitaria cantando que una cantante estudiando. Ahora me siento mucho más profesional, he aprendido mucho a la hora de enfocar y trabajar los temas", reconoce la cantante donostiarra, ya licenciada en Psicología.
Su nueva entrega está producida por Rafa Sardina, cuenta con la colaboración de Álex Ubago y sus canciones hablan de soledad, pérdidas, despedidas, dudas, flores marchitas y tristeza. Su autora no se considera una mujer triste: "Soy una persona con carácter y creo que eso también se muestra. En la vida es importante decir 'hasta aquí he llegado' y plantar cara a muchas cosas. Quizá eso es lo que más transmita, pero tengo muy buen sentido del humor". La cantante concreta sus gustos en "Sheryl Crow, Michelle Branch y mucha cantautora americana. Con el concepto americano de cantautor, diferente al que tenemos aquí".
Despedida tras 24 años
Mientras, el título del nuevo disco de La Polla es bien palmario: El último (el) de La Polla. Con este álbum, el grupo de Salvatierra se despide de sus seguidores. "Hasta aquí hemos llegao", concluyen en la contraportada de una grabación editada por el sello valenciano Maldito Records en la que vuelven a conjugar letras sarcásticas y el sonido guitarrero del punk rock.
En esta ocasión, medios de comunicación, maltrato doméstico, consumismo, monarquía, religión, banca, política, policía y capitalismo inspiran y sufren el azote de la prosa del compositor y cantante Evaristo. El elepé se grabó en los estudios Shot! de Mondragón e incluye detalles curiosos como una jocosa adaptación del tema Que se mueran los feos y guiños al Soy un truhán, soy un señor de Julio Iglesias.
El grupo alavés pone así punto final a 24 años tocando lo que han definido como "rock acelerado con contenido de crítica social". Prueba de ello ha quedado en 17 discos, de los que firmaron 12 como La Polla Records. Y, seguramente, habrá nuevas muestras en el futuro, ya que en adelante se podrá escuchar a Evaristo con el grupo Gatillazo y The Meas, continuación de The Kagas, su proyecto compartido con miembros de Rip.
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