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Entrevista:JOSÉ VICENTE TARODO ORTÍ | Fundador de Dagicom y distribuidor de las máquinas Copyplay

"Copyplay ha perjudicado al 'top manta"

Miquel Alberola

Pregunta. ¿Cómo se le ocurrió hacer máquinas que copiaran discos?

Respuesta. Estar en un estudio de grabación durante muchos años me hizo ver que la gente quería que sus vinilos y casetes se salvaran y tenerlos en CD. Tuve la idea de crear una especie de estudios de grabación en la calle con servicios para la calle. Y un buen día, viendo las máquinas de vending de un amigo, me planteé hacer una máquina que funcionase con monedas e hiciese copias. Y fue la primera Copyplay. A primeros de 2000 se patentó.

P. ¿Perseguía algo más que el negocio?

R. Sí, quería hacer una cosa que fuera interesante. La hice, la enseñé, me dijeron que no la querían poner en ningún sitio y, al final, la única solución era montar una tienda y probarlo yo. Y arrancamos.

P. Y enseguida, una dura batalla legal por los derechos de los autores.

R. Pero más que con la Sociedad General de Autores (SGAE) fue con la Asociación Fonográfica y Videográfica (Afyve), que es donde están representadas las multinacionales del disco. La SGAE siempre ha dado una opinión ambigua. Afyve fue quien presentó una denuncia que fue desestimada porque esta máquina era para uso privado y la copia privada está permitida por la ley. La SGAE decía que debíamos tener una licencia. La hemos solicitado y estamos esperando que nos la concedan. Pero la máquina es legal y el año pasado pagamos pasó de 30.000 euros a la SGAE por derechos de copia privada.

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P. ¿Considera justo el canon por disco virgen?

R. Es innegable que el soporte CD se utiliza para la música, pero no creo que toda información tenga que pagar derechos de autor. Por ejemplo, las fotografías.

P. ¿Su invento favorece el top manta?

R. Copyplay lo que ha hecho ha sido perjudicarlo. Si la gente quiere hace copias para uso privado y no tiene ordenador, Copyplay le da unas garantías y además lo está haciendo sobre un soporte que está pagando a autores. A la gente no le disgusta pagar a la SGAE, lo que ocurre es la gente joven, que es la que consume música, no tiene siempre los 18 euros que vale un disco. Si las angulas de Aguinaga no se pueden comprar, la gula no puede ser declarada pirata. Un CD cuesta seis céntimos, y lleva un valor añadido importante, que es el artístico, pero el precio final viene distorsionado por las multinacionales. Veo bien que los autores protejan sus derechos, pero no que las multinacionales se sumen a que se protejan sus intereses económicos, cuando Sony, por ejemplo, que es uno de los grandes productores de música, vende grabadoras. Tampoco me parece que la solución sea el top manta, que es un robo.

P. ¿Cuánto cuesta un servicio de su máquina?

R. Tenemos varias máquinas. Si es vinilo o casete, seis euros. Si es CD, hasta 40 minutos cuesta un euro.

P. No sólo ha creado máquinas para reconvertir soportes.

R. Dentro de la línea de Copyplay tenemos ya una máquina para que el cliente pueda componer sus propios temas y grabarlos. Se trata de la Grooveplay, un estudio de grabación recreativo que con un par de euros puedes hacer tus composiciones con música dance, rithm&blues... Es una especie de videojuego no agresivo que en otro país quizás hubiese sido acogido con más entusiasmo.

P. ¿Se siente maltratado?

R. Nunca. Me siento agradecido a todo lo que tengo, pero a veces me hace gracia que me llamen de Corea para ver mis máquinas y que aquí apenas tengan repercusión. Pero ya contaba con ello.

EN DOS TRAZOS

José Vicente Tarodo Ortí (Valencia, 1955) estuvo en el mundo de la música hasta los años ochenta, en el que fue técnico de sonido de Pavesos y otros representantes de la 'nova cançó'. No se considera un inventor, sino un observador que vio que había una necesidad de mercado y que tras estudiar Económicas y Electrónica desarrolló la polémica máquina Copyplay para realizar copias de discos. En muy poco tiempo ha convertido Copyplay en una cadena de ocio que se sale de lo corriente y que se expande por España, Italia, Francia, Inglaterra, México y Rusia.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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