Los sindicatos de Italia rechazan el retraso de la edad de jubilación

La nueva propuesta del Gobierno italiano sobre la reforma de las pensiones dejó tibios a los sindicatos. No expresaron el rechazo frontal que bloqueó el anterior plan, pero siguieron considerando inaceptables algunos aspectos, fundamentalmente el que da sentido a la reforma: el aumento de la edad de jubilación, de los 60 a los 65 años, para la población laboral masculina. Los tres grandes sindicatos, CGIL, CISL y UIL, decidieron consultar a sus afiliados y reunirse para tomar una decisión el próximo 10 de marzo.

El segundo proyecto de ley de reforma fue aprobado ayer por el Consejo de Ministros, con el aparente apoyo unánime de todos los partidos de la coalición conservadora de Silvio Berlusconi. También parecía suscitar unanimidad el primer proyecto, pero la oposición rotunda de los sindicatos, plasmada en una huelga general y una gran manifestación en Roma, hizo que afloraran dudas de los centristas de UDC y de Alianza Nacional; finalmente el Gobierno dio marcha atrás y retiró su propósito de elevar en cinco años la vida laboral masculina en una sola noche, la del 31 de diciembre de 2007.

El texto entregado el jueves por la noche a las organizaciones sindicales preveía un cambio gradual, que comenzaría en 2008. Hasta entonces podría seguir jubilándose con la pensión íntegra, como ahora, quien hubiera cumplido los 60 o hubiera cotizado 35 años, pero para optar por esta segunda vía sería necesario un mínimo de edad de 57 años. Al año siguiente, 2008, la edad de jubilación se elevaría a los 61, con fuertes incentivos (cercanos al 30% de reducción en las cotizaciones sociales deducidas del salario) para quienes aceptaran seguir trabajando hasta los 65. En 2011 se realizaría un análisis sobre la efectividad de los cambios, y se completaría la reforma.