El duelo al sol entre Celia y Magdalena
La campaña en Málaga se centra en la pugna entre Villalobos, que ha perdido tirón, y Álvarez, de remoto pasado malagueño
El principal aliciente de la campaña electoral en Málaga es el duelo al sol entre Celia Villalobos (candidata al Congreso por el PP, ex alcaldesa querida y ex ministra fracasada) y Magdalena Álvarez (candidata socialista al Congreso, ex polemista consejera de Economía, notable de Zapatero y de ignoto pasado malagueño). Los partidos han perdido la pelea por el AVE, que parece que ya está en camino, y el metro, ya licitado aunque el alcalde quiera cambiar su trazado como el que mueve una maceta de sitio. El museo Picasso y las inversiones le han quitado algo, no todo, del complejo de inferioridad con Sevilla.
La pregunta que se hace todo el mundo en Málaga es qué hará Celia en las elecciones. La gente duda de que siga teniendo tirón popular. Manuel, de 38 años, camionero en paro y cochero ocasional junto a la catedral, resume: "Celia es una bella persona y fue una gran alcaldesa, pero la gente no se acuerda de ella. Le pusieron un listón muy alto cuando la hicieron ministra y no pudo con eso". Tras cesar como ministra de Sanidad, en julio de 2002, Celia ha desaparecido de la escena política. Manuel lleva siete días sin subir a un turista a su coche de caballos. Siete días sin cobrar.
"La Junta no asume que Andalucía es una región bicéfala", asegura un empresario
Plata y Ramírez, eclipsados
A Manuel, como a la mayoría de la gente de Málaga le gusta el estilo populista de Celia. Pero también Magdalena: "Me gusta lo que dice y lo que habla. Lo firmo ya y votaré por ella y por Zapatero". Pero matiza: "Habrá que ver qué hace Magdalena cuando entre en política". En los alrededores no hay ningún cartel electoral de Álvarez. Si lo hubiera, alzaría incrédula las cejas. Álvarez lleva diez años de consejera de Economía. Aunque es malagueña de adopción, la gente no lo sabe.
"Hizo su vida entre Sevilla y Madrid. Es de aquí, pero aquí nadie la conoce. Yo puedo hablar de ella tanto como alguien de Almería o Huelva", sostiene un empresario. Los aspirantes al Parlamento andaluz, Paulino Plata (PSOE) y Joaquín Ramírez (PP) pasan desapercibidos en la calle. Los únicos carteles electorales que hay a la vista son los de José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy, Antonio Ortega y Diego Valderas.
La responsable de la campaña del PSOE, Rosa Torres, asegura que Villalobos "es una política devaluada que no ha hecho nada por Málaga desde que dejó el ayuntamiento". Para paliar la lejanía de Álvarez, el PSOE ha planteado una campaña con la candidata muy presente por la provincia. "Magdalena gana en el cara a cara y se lleva a la gente de calle. Lo vimos en el puerta a puerta que hicimos. Me la piden para actos en toda España, pero queremos que haga la campaña aquí", señala Torres.
El director de la campaña del PP en Málaga y candidato al Congreso, Manuel Atencia, sostiene que Villalobos mantiene mucho tirón popular, y que si no fuera así no sería lo más importante: "El PP presenta un partido cohesionado y un equipo para toda España más allá de un cabeza de lista". El PP ha preparado 200 actos para movilizar el voto popular.
Antonio Díaz es el fundador de Implanta Technologies, una empresa de informática situada en el Parque Tecnológico de Andalucía, el referente vanguardista de la provincia. Díaz, de 52 años, reconoce que la apatía sólo se rompe al hablar de infraestructuras, el único debate electoral local. No podía ser de otra forma en una provincia que ha hecho del ladrillo su principal modo de vida junto al turismo. "La inversión en infraestructuras ha sido cicatera, absurda e incoherente", afirma. "La culpa es de la Junta, que no ha asumido que Andalucía es una región bicéfala, en la que Málaga aporta más que Sevilla y del Gobierno, que se ha dedicado a maltratar a Andalucía".
Inaugurado hace 12 años, el Parque Tecnológico de Andalucía alberga 250 empresas. Pese a que es un emblema de la Junta, los empresarios del parque apuestan por el PP. "Si la empresa va bien no es por la Junta, sino por nosotros, y por la economía española, que ha ido bien en los últimos años", explica Miguel Caraballo, fundador de Tripholio, dedicada a la animación en ordenador. Caraballo es granadino y hace dos años se mudó a Málaga para instalarse. En Granada no encontró facilidades. En Málaga, sí. Díaz reconoce haber votado a Chaves y a Aznar en el pasado y de forma simultánea: "Chaves es válido, pero después de 20 años, cansa, como cansan los santos después de 20 años. Además, el PSOE anda al pairo con el lío de Carod".
Díaz es de los que se ha subido al eterno boom del ladrillo. Hace seis abandonó la multinacional de telefonía en la que trabajaba. "Fabricamos programas informáticos aplicados a la construcción". Y apunta: "O se construye ya la hiperronda, se amplía el aeropuerto y se abren mejores formas de comunicación con la Costa del Sol o mataremos la gallina de los huevos de oro".
Como muchos malagueños, Díaz pasa cada día más de 30 minutos parado en un atasco. Málaga es de las pocas capitales que hace de ciudad dormitorio. Por la mañana, un reguero de coches sale a trabajar en la Costa del Sol. La hiperronda rodearía Málaga y aliviaría las actuales salidas. El PSOE promete adelantar la finalización de las obras, prevista para 2007. El PP dice que es una obra que está a punto de ser licitada y por la que no merece pelear más.
Los datos respaldan la necesidad de las obras: La provincia recibe el 37% de los visitantes a Andalucía, según el informe económico Eseca. Hay 11.000 personas que trabajan en los hoteles (por poco más de 1.000 en Granada); y el paro es el menor de Andalucía. La población en la provincia ha crecido un 10% desde 1996. Es la provincia de España donde más viviendas se construyen, la mayoría en la Costa del Sol.En los últimos cinco años, la costa se ha convertido en un continuo de casas, una muralla de hormigón frente al mar. Por la autopista de costa se ven grúas y más grúas.
Emilio Perea es director de investigación del Hospital Costa del Sol, en Marbella. El hospital es fiel reflejo de lo que es la costa. "Se construyó en 1995 para atender a un censo de 250.000 personas, pero eso es ficticio. Para ver a cuánta gente atendíamos hicimos un estudio con la producción de basura. En verano el hospital atiende a más de 700.000 personas y en invierno a no menos de 400.000", explica Perea en un restaurante en la playa. Es un miércoles de febrero pero el restaurante está lleno de sexagenarios europeos.
Desde las ventanas del hospital se observa un campo de golf y un mar de grúas. Delante de él había un bosque hasta hace cuatro años. Ahora hay una serie infinita de adosados. "Aquí las elecciones no interesan. Los extranjeros pasan. Y la gente de aquí ha optado por el modelo de Gil, que ofrece seguridad y pleno empleo a costa de todo lo demás. Y eso no se lo ha dado ni el PP ni el PSOE", explica Perea. La vieja aspiración de Jesús Gil de separar Marbella del resto del mundo (o al menos de Málaga) parece en esta campaña electoral más real que nunca. Y todo esto, al sol.
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