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DEBATE EN CANAL SUR TV | Elecciones 2004 Andalucía
Columna
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Buen rollo

El jueves pasado conseguí ver el segundo de los debates electorales, pese al empeño que ha puesto Canal Sur TV en esconderlos. Si la idea es que la gente vote guiada por la propaganda de los telediarios, estos debates deberían retrasarse un par de horas para eliminar a esos residuos de audiencia que, como yo, son capaces de tragarse a las doce de la noche un debate sobre "Economía, empleo y sociedad de la información". Rafael Camacho, director de RTVA, cree que las críticas a él dirigidas son el resultado de un cierto cretinismo mental. Lo dice quien programa a horas de mínima audiencia una serie de debates cuya única razón de ser es que la vea el mayor número de votantes posible. He aquí su idea de televisión pública.

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El debate del jueves no pasará a la historia. Los invitados se sentaron tras una mesa en forma de ceja de Zapatero en cuyo vértice se situó el periodista Carlos María Ruiz, un buen árbitro. Por el PSOE acudió Magdalena Álvarez con uniforme corporativo: traje de chaqueta color rojo psoe y una mariposita en la solapa que no hubiéramos echado en falta de no habérsela puesto. Por el PP, Salvador Fuentes con un traje tan oscuro como el de Concha Caballero, la representante de IU; qué cosas. Y en plan síntesis, Juan Carlos Benavides, del Partido Andalucista, con traje oscuro y corbata a listas coloradas.

A mí Magdalena Álvarez me gusta, qué quieren que les diga. Me gusta su descaro, su actitud fresca y zumbona, su facilidad para ponerse de repente seria y marcar muy claramente las distancias. Pero lo que más me gusta es el desparpajo con el que dibuja ese paraíso macroeconómico llamado Andalucía, que crece más que España, más que Europa, más que el mundo entero. Según Magdalena Álvarez somos los primeros. ¡Será posible -piensa uno luego- que siendo como somos los primeros estemos sin embargo tan atrasados!

Salvador Fuentes, del PP, pidió como los espontáneos "una oportunidad" para "la señora Teófila" y se pasó el debate enseñando a la cámara gráficos en los que no se veía nada. Andalucía crece, vino a decir, pero no lo suficiente. Su fórmula para remediarlo consiste en incentivar a los empresarios para que lo sean todavía más. Aguantó con estoicismo y paciencia las provocaciones de Magdalena Álvarez, que acotaba burlonamente sus observaciones.

Concha Caballero, de Izquierda Unida, dio una imagen de mujer dulce y eficaz, comedida y muy sensata. Su discurso, compartido por el PA, es que PP y PSOE son las dos caras de la misma moneda: seducidos ambos por el canto de sirenas del déficit cero ninguno de los dos está dispuesto a que el Estado aumente el gasto público y se endeude para ofrecer una mejora en los servicios públicos e incentivos para el crecimiento industrial.

Por el PA, Juan Carlos Benavides, dequeísta, buscó también la equidistancia: ni la gestión del PSOE (salvo en la consejería de turismo, que casualmente es la que ellos llevan) ha sido la mejor para crecer más deprisa, ni el PP, con su negativa a invertir en Andalucía y a no satisfacer la famosa deuda, ha estimulado el desarrollo.

Me pareció que este formato a cuatro impedía el diálogo y convertía el debate en una sucesión de monólogos. Más que adversarios, los invitados parecían amiguetes. Aprender no aprendí mucho; pero me fui a la cama con buen rollo.

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