Trillo: "No estábamos advertidos de las condiciones de los vuelos"
Un teniente coronel del CISET y el responsable del CNI en Kabul elaboraron sendos informes
"No estábamos advertidos", afirmó ayer el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, saliendo al paso de la información publicada por EL PAÍS según la cual el centro de inteligencia del Ejército y el servicio secreto CNI elaboraron informes, clasificados como secretos, en los que criticaban las condiciones de transporte de las tropas desplegadas en Afganistán. "No hubo ningún informe que advirtiera con carácter previo", aseguró Trillo-Figueroa.
Según la información confirmada por EL PAÍS en fuentes militares, un teniente coronel del Centro de Inteligencia y Seguridad del Ejército de Tierra (CISET), que realizó una visita de inspección a Kabul en abril del año pasado, elaboró un informe sobre las condiciones generales de la operación, en el que incluía críticas a los vuelos en aviones ex soviéticos utilizados para el transporte de las tropas.
Posteriormente, el responsable del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en Kabul, que el 14 de mayo de 2003 viajó en el Ilihusyn 76 junto a parte del contingente ASPFOR IV (el resto volvía en el Yak-42 que se estrelló el 26 de mayo en Turquía), hizo otro informe sobre dichos vuelos. El informe del CISET es anterior al accidente del Yakovlev, según las fuentes consultadas. En cambio, no está claro si el informe del CNI, referido a vuelos previos al del Yakovlev, se presentó antes o inmediatamente después del siniestro. Ambos documentos tienen carácter secreto.
El Ministerio de Defensa difundió ayer una nota en la que afirmaba que "el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) no elaboró ningún informe sobre las condiciones de transporte de las misiones internacionales de las Fuerzas Armadas". Más tarde, en declaraciones públicas, el ministro matizó que se refería a informes previos al accidente, dejando la puerta abierta a que hubiera informes posteriores. "No ha existido ningún informe del CNI que nos advirtiera sobre ninguna condición de los vuelos, no sobre malas o buenas condiciones", declaró.
Respecto al informe del CISET, Trillo-Figueroa no negó expresamente su existencia, sino el hecho de que fuera conocido por los órganos directivos del departamento. "Ni el Estado Mayor de la Defensa (Emad), órgano coordinador de la Inteligencia para las misiones internacionales de las Fuerzas Armadas, ni el Estado Mayor Conjunto (Emacon), órgano responsable de la contratación y seguimiento del transporte de estas misiones, han tenido ningún otro informe que aquellos que trasladó por completo el ministro de Defensa al Congreso de los Diputados", decía la nota de su departamento.
A preguntas de los periodistas, Trillo-Figueroa insistió en que "no se ha ocultado ni un solo dato" al Parlamento y en que, en la documentación remitida por el Emad y el Emacon, no hay "ningún documento que tenga esas características".
"Quede claro", concluyó el ministro, "[que] no hubo ningún informe ni del Centro Nacional de Inteligencia ni del Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas que advirtiera con carácter previo al accidente sobre ninguna de las condiciones de vuelo que pudiera haber tenido algo que ver con la que produjo el accidente del Yak-42".
Las fuentes consultadas recordaron que el Centro de Inteligencia y Seguridad del Ejército de Tierra (CISET) no es lo mismo que el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS), aunque hace años que existe el proyecto de integrar el primero en el segundo y que el documento del CNI, incluso si se recibió con posterioridad al siniestro, podría arrojar luz sobre las condiciones en que se hacían los vuelos en aviones ex soviéticos.
Si es cierto que los informes nunca llegaron a los responsables del Ministerio de Defensa no sería el primer caso. Trillo-Figueroa aseguró en el Congreso que la denuncia por escrito y por conducto reglamentario que presentó el teniente coronel José Ramón Solar, jefe de las tropas españolas en Kabul, sobre el vuelo del 14 de mayo de 2003, el anterior al siniestrado, no se conoció hasta su publicación en EL PAÍS del 9 de junio. Ese mismo día, la División de Operaciones del Estado Mayor Conjunto elevó un escrito en el que decía: "Por causas desconocidas, el citado informe [del teniente coronel Solar] no tuvo entrada en el Emacon".
Ayer, Trillo-Figueroa admitió que había un parte de un miembro del CISET, el presentado en abril de 2003 por el comandante Alfredo Míguez, pero alegó que éste, que denunciaba fallos de seguridad en un Ilihusyn 76, se remitió en su día al Parlamento.
El papel del CNI
En su comparecencia del 4 de junio ante la Comisión de Defensa del Congreso, una semana después del accidente, el portavoz de Coalición Canaria, Luis Mardones, preguntó al ministro: "¿Se han tenido en cuenta informes encomendados por ustedes al Centro Nacional de Inteligencia al considerar la idoneidad de las rutas para el transporte de las tripulaciones en esos aviones?".
"Pues mire, señor Mardones, sí", respondió el ministro. "En las zonas donde España tiene misiones internacionales actúa el CNI con carácter preventivo y mantenido durante el desarrollo de la misión". Y añadió que también por parte del "servicio de inteligencia del Estado Mayor del Ejército de Tierra se realizan informes de inteligencia de teatro que estudian antes del desarrollo de la misión las condiciones de seguridad y de todo orden" del territorio de que se trate.
Por otra parte, la secretaria general del Grupo Socialista del Congreso, María Teresa Fernández de la Vega, exigió ayer a Trillo-Figueroa que definitivamente "rinda cuentas y asuma su responsabilidad" por el accidente del Yak-42. "Nunca se había abusado tanto de la palabra para ocultar la verdad", sentenció.
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