Alarma por el mal uso de los medicamentos
Una de cada tres urgencias hospitalarias se debe a problemas relacionados con los fármacos
Qué hay de cierto cuando se afirma, como hace un estudio, que en España mueren entre 15.000 y 20.000 personas al año, más de 40 diarias, a causa del mal uso que hacen los españoles de los medicamentos? El problema está claro que existe, pero no se conoce a ciencia cierta su magnitud. Mientras los estudios parciales se suceden, los investigadores tratan de aquilatar unos datos que hablan, por ejemplo, de que sólo 4 de cada 10 pacientes cumplen con el tratamiento prescrito por el médico, o que el 30% de quienes llegan a urgencias hace un mal uso de los fármacos al recibir el alta. Algunas investigaciones indican que el Estado gasta en este desbarajuste farmacológico más de 1.600 millones de euros al año sin necesidad. Y los especialistas, a una sola voz, se refieren al tema como a "un auténtico problema de salud pública".
"Estamos asistiendo a un serio problema de salud pública con el mal uso de fármacos"
El 73% de las urgencias podrían evitarse con un mejor seguimiento de la medicación
Mientras tanto, algunos farmacéuticos y médicos, muy preocupados por el problema, buscan la fórmula metodológica exacta que permita a la Administración y a los profesionales sanitarios delimitar correctamente los datos reales y con ella explicar el gasto desorbitado y evitar ese 73% consultas superfluas entre todas las que generan los medicamentos.
Una de las últimas investigaciones sobre el tema la ha hecho la farmacéutica Isabel Baena, responsable del Programa para el Uso Racional de los Medicamentos en el hospital universitario San Cecilio de Granada. Aunque ha sido en el servicio de urgencias del hospital Virgen de las Nieves de la misma ciudad donde esta ex delegada de Salud de la Junta de Andalucía en la ciudad granadina ha realizado el trabajo Los problemas relacionados con los medicamentos como causa de consulta en las urgencias hospitalarias. El estudio, supervisado por María José Faus, directora del Grupo de Investigación de Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada desde hace 10 años, aporta algo "muy importante", a decir de Faus: "Por fin se puede medir el problema de efectividad de los medicamentos".
La nueva metodología permite averiguar si el fármaco tiene los efectos previstos en la prescripción. Y cobra más importancia si cabe el nuevo diseño metodológico porque "hasta ahora, generalmente, sólo se estudiaba la seguridad de los fármacos", precisa Flor Álvarez de Toledo, farmacéutica ovetense, coautora de varios de estos estudios sobre el uso de fármacos en atención primaria.
Durante el año 2001, un equipo de 10 personas realizó 2.556 entrevistas en el servicio de urgencias del hospital Virgen de las Nieves entre los 179.965 enfermos que acudieron a él. Tras el cotejo de datos y el buceo en miles de historias clínicas, el equipo de Baena concluye que uno de cada tres pacientes que acudieron ese año a urgencias (58.260), lo hizo por problemas relacionados con los medicamentos. Y lo más importante: el 73,1% de estas personas (42.430) podría haberse ahorrado la visita si alguien, su médico de familia o su farmacéutico por ejemplo, hubiesen estado al tanto de la medicación que tomaban y hecho el seguimiento. "Hemos estimado a la baja los datos; pero sin duda el problema es mayor. El uso inadecuado de los fármacos se está convirtiendo en un un serio problema de salud pública", explica la investigadora granadina. "Para que no hubiese dudas sobre los datos, siempre que no había consenso acerca de si era o no un problema relacionado con los medicamentos la causa que traía al paciente a urgencias, prevalecía la opinión del médico".
Y es que la disparidad de cifras que constantemente aparecen sobre los problemas relacionados con los medicamentos hace dudar muchas veces de la verisimilitud de los datos que se manejan. Un estudio realizado en 1996 por la Universidad de Salamanca, sólo sobre reacciones adversas a los medicamentos, reveló que el 43% de estas reacciones podrían haberse evitado con una vigilancia adecuada. Se calculaba entonces que entre el 1% y el 4% (en el estudio de Isabel Baena representan el 2,89%) de las visitas a las urgencias hospitalarias se producían por esta causa.
Más recientemente, en 2001, el hospital Clínico de Barcelona [véase EL PAÍS, del 26 de febrero de 2002) elaboró un trabajo similar sobre ingresos hospitalarios achacables a efectos adversos y errores en la medicación. La conclusión a la que llegaba el hospital barcelonés era que al menos el 12% de los ingresos hospitalarios que se producían por la puerta de urgencias se debían a este tipo de errores. Isabel Baena, sin embargo, fija la cifra de ingresos por esta causa en el 7%, aunque cabe decir que la metodología empleada por el equipo granadino abarca parámetros que en ningún caso consideró el hospital Clínico de Barcelona.
La disparidad de criterios al analizar los problemas relacionados con los medicamentos confunden los resultados, pero todos los estudios coinciden en que la magnitud del problema es enorme. De ahí que se le atribuya un gran valor a los resultados y a la metodología empleada en el hospital Virgen de las Nieves de Granada, porque es el método es el más completo desarrollado hasta ahora. "Han acrisolado una metodología fenomenal", destaca Álvarez de Toledo. El estudiointegra todas las variables que pueden darse en relación al uso de los medicamentos. Así, han analizado "la necesidad" del fármaco (automedicación innecesaria o bien que no se toma lo que se necesita); la "efectividad" (no la eficacia, que es un concepto que se usa para evaluar los ensayos en laboratorio) y la "seguridad" (cuando genera un nuevo problema; las reacciones adversas de las que tanto se habla, por ejemplo).
Aunque las investigaciones sobre los problemas relacionados con los medicamentos abundan, la mayoría son parciales: reacciones adversas, incumplimiento de la prescripción, fracaso terapéutico, abandono de la medicación. "Nadie duda de que las causas son múltiples en el uso inadecuado de fármacos, pero, al final, se reducen a tres: seguridad, necesidad y efectividad", concluye Baena.
La metodología granadina ha hecho posible, también, que 10 grandes hospitales españoles, entre los que se encuentran el Hospital General de Oviedo, el Gregorio Marañón de Madrid, el Virgen del Rocío de Sevilla, el Cruces de Bilbao y el ya citado Clínico de Barcelona, entre otros, se uniesen, con el patrocinio del Fondo de Investigaciones Sanitarias (FIS), para elaborar un macroestudio sobre los problemas relacionados con los medicamentos promovido por el grupo de Granada. Este estudio está ya en fase de evaluación.
A Baena y su equipo les ha sorprendido comprobar que el 20% de los enfermos que acuden a urgencias por problemas relacionados con los medicamentos lo hacen porque no resultan efectivos para la patología que se tratan. Es también significativo que el 10% acuda a urgencias por problemas derivados del consumo innecesario de fármacos o por no tomar los que necesita. En ambos casos se observa un grave problema de comunicacíón con el médico.
Pastilleros contra la confusión
Qué medicamento toca ahora o cómo y cuándo tomarlos son preguntas que a diario se hacen miles de enfermos crónicos, generalmente polimedicados. Pero la respuesta no es fácil. Muchos de estos enfermos son personas mayores, viven solos, padecen varias enfermedades (hipertensión, diabetes, artrosis), y toman más de una docena de pastillas diarias. De ahí la confusión y los constantes errores. Y de ahí, también, la búsqueda de soluciones. Hay ya en el mercado, de venta en farmacias, unos organizadores de pastillas a precio asequible (11 euros el más barato) que recuerdan las tomas por horas y días de la semana. Hay media docena de modelos. Unos tienen tres compartimentos por día (mañana, tarde y noche), para los siete días de la semana. Y los más complicados, con alarma incluida, son una verdadera agenda electrónica que avisa de hasta 37 tomas distintas.
La situación es tan grave que algunos ayuntamientos están tomando medidas. En estos casos, la concejalía de Sanidad facilita gratuitamente los pastilleros a los médicos de primaria y solicita su ayuda para que orienten en su uso a las personas polimedicadas. Majadahonda, Boadilla del Monte y Pozuelo son tres pueblos madrileños que ya han puesto en marcha esta iniciativa. Alicia Sánchez, concejal de Sanidad de Boadilla, vive desde que implantó la medida hace tres meses "en una burbuja" por el entusiasmo que ha despertado la idea en el pueblo. "Ya me han dicho los médicos que han disminuido las visitas a urgencias causadas por las pastillas. La gente se olvida, repite la toma y mezcla los medicamentos con demasiada frecuencia", añade. En cambio ahora, los jubilados, el grupo de población más afectado, lleva el pastillero siempre consigo, "incluso si van de excursión", señala Alicia, y "no fallan ni un día en la toma".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.