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Reportaje:FÚTBOL | 24ª jornada de Liga

Los goles del Barça alivian al presidente

Laporta vive un día feliz en el estadio después de que un grupo de socios le cercara en el Palau

Àngels Piñol

"¿Y dónde están los pañuelos ante esta directiva? ¡Sólo servimos para pagar", exclamó indignada Montserrat Vives, de 68 años, una conocida socia nuñista de la peña de Terrassa a las puertas del Camp Nou antes del partido. Los pañuelos al final aparecieron con virulencia pero sólo para censurar al árbitro por expulsar a Davids y dejar al Barça con 10 en su mejor partido del año. Josep Lluís Núñez llevaba dos años en silencio y enrareció el partido al acusar a Joan Laporta de mala gestión y de forzar la salida de Valero Rivera. Pero la tormenta quedó diluida en un vaso de agua con el brillante juego del Barça. Nada como los goles para apagar las iras.

Laporta empezó el fin de semana fatal y lo acabó celebrando una victoria contundente el día que más la necesitaba. Todo empezó el sábado cuando abandonó el Palau tras presenciar la derrota del equipo de balonmano ante el Ademar. Un grupo de una veintena de socios, que algunos testigos etiquetan como el sector nuñista más duro, le increparon y le insultaron cuando se dirigía hacia su vehículo. Su guardaespaldas tuvo que intervenir para impedir la agresión de los tres o cuatro más violentos.

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Los incidentes del sábado afectaron al partido de ayer en el Camp Nou, que registró la segunda mejor entrada del año. Los boixos abrieron el encuentro con la consigna: "Núñez president, Laporta incompetent", sin que nadie les abucheara. Y con una pancarta inequívoca: "Quien calla otorga". El refrán aludía al silencio con que el presidente reaccionó ante la diatriba de su antecesor que, entre otras cosas, tildó a Les Corts de barrio "triste" y dijo que el Madrid le ha sacado 10 años de ventaja al Barça desde que dejó el cargo.

Albert Vicens, el vicepresidente, fue quien habló por boca del club: "No vamos a valorar lo que ha dicho Núñez. Tiene su derecho a opinar. Nuestro modelo no es el del Madrid y desde hace tres meses tenemos entre 100 y 150 nuevos cada día". Pero la incertidumbre se acabó con la goleada. La grada brindó en el descanso una ovación al equipo mientras Josep Lluis Núñez i Navarro, el hijo del ex presidente, quitaba trascendencia a las declaraciones de su padre. Los pañuelos sólo fueron para el árbitro y los boixos fueron abucheados.

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