La fibra óptica empieza a ver la luz
Las operadoras de cable comienzan a ser una alternativa rentable en la telefonía fija
El sector del cable comienza a salir del túnel. Las inversiones de más de 7.000 millones de euros que se han gastado las operadoras en tender redes de fibra óptica se están traduciendo en clientes (más de 1.600.000) y, sobre todo, en cuentas rentables. Esa recuperación puede conducir a las empresas (Auna y Ono) a acometer por fin el ansiado proceso de fusión.
El buen momento financiero de los operadores de cable ha propiciado que se vuelva a hablar de adquisiciones y de fusiones
Casi nadie discute la ventaja tecnológica del cable respecto a otras alternativas (ADSL, móvil, telefonía vía radio, a través de la línea eléctrica, etcétera), a las que supera en velocidad, capacidad de transmisión, acceso a contenidos multimedia, y posibilidad de ofrecer paquetes integrados de teléfono, Internet y televisión. Pero esa ventaja no se ha visto recompensada hasta ahora. Las compañías de cable, que han enterrado más de 7.000 millones de euros en tender redes de fibra óptica, se han movido en pérdidas crecientes desde su puesta en marcha en 1999. De hecho, en los dos últimos años se ha resentido esa inversión, en parte porque la mayoría de la red ya estaba tendida, pero también por el agotamiento financiero de los socios que no veían claro el retorno de la inversión.
Pero parece que el cable ve por fin la luz en el plano económico. Casi todas las operadoras han anunciado resultados operativos positivos. Es el caso de Auna, que salió en 2003 de las pérdidas operativas (124 millones de euros) y redujo las netas un 55% (hasta los 220 millones). El grupo ha abandonado prácticamente cualquier proyecto de telefonía fija al margen del cable (como el acceso indirecto que heredó de Retevisión) porque, como dice su consejero delegado, Joan David Grimá, "no hay ninguna alternativa mejor".
Por eso, han aprobado un plan de inversión a tres años por 750 millones de euros con el objetivo de completar su red. Más de la mitad de esas inversiones irán a parar a las demarcaciones de Madrid y Cataluña, donde tienen una "presencia muy pobre", con grandes lagunas. "El retorno de la inversión del cable es muy largo en comparación con el móvil, alrededor de ocho años, pero una vez que se consigue un cliente, es muy difícil perderlo, su fidelidad es muy grande", dice Grimá.
Su pretensión es lograr que 1.120.000 nuevos hogares dispongan de la posibilidad de contratar esta oferta, y conseguir aumentar lo máximo posible el actual parque de clientes, que se eleva actualmente a 660.000.
Ono también tiene resultado operativo positivo desde 2002, y mayor penetración que su rival en las demarcaciones donde opera, con 700.000 clientes y más de dos millones de hogares pasados. Las cifras de Ono prueban que el cable es un buen negocio: cada cliente residencial se gasta una media de 51,6 euros y el empresarial, 213 euros.
El director de marketing de Ono, Enrique Iglesias, considera que la oferta del cable es insuperable y explica el éxito aparente del ADSL de Telefónica por la inexistencia de una oferta alternativa: "El cliente compra el ADSL sólo donde no puede comprar el cable".
Tarifas planas e Internet
La primera motivación para contratar el cable es, según Iglesias, la posibilidad de ofrecer tarifas planas y promociones como las llamadas gratis entre abonados de la misma ciudad. En segundo lugar, el mejor funcionamiento del acceso a Internet y, en tercer lugar, la oferta televisiva.
Euskaltel también comienza a ver la luz. Aun sin cifras oficiales, en 2003, presentará beneficios netos por primera vez (200.000 euros) y sus 137.433 clientes de cable tienen la peculiaridad de serlo casi todos de televisión (125.433). Fuentes del operador vasco indicaron que en los próximos tres años invertirán 200 millones de euros, que se sumaran a los 915 invertidos en despliegue de red de fibra óptica.
Del mismo modo, R, el operador gallego, logró rentabilidad operativa por primera vez en 2003 (17,37 millones) y, lo que es más importante, triplicó el objetivo que se había marcado.
Quizá empujados por esa salud financiera, vuelve a hablarse de fusiones y compras. El primer paso lo ha dado Ono, que acaba de culminar la compra del 61% de Retecal, la compañía de Castilla y León. La operadora que preside Eugenio Galdón también se hizo cargo de la demarcación de Castilla-La Mancha, cuyo concurso quedó desierto, y pronto operará en sus cinco provincias.
Tras esa operación, y al margen de Euskaltel, ya sólo quedan tres operadores independientes que se salgan de la órbita de Ono y Auna -Tenaria (La Rioja y Navarra), R Cable y Telecable- aunque su supervivencia en solitario se antoja difícil.
De hecho, Tenaria ya vivió un primer intento fallido de compra por parte de Ono, y cada cierto tiempo suenan los tambores de compra. R Cable tiene como primer accionista a Unión Fenosa, participada por SCH y socio de referencia de Auna.
El más independiente por la composición accionarial es Telecable. El operador asturiano fue el primero en lograr resultados operativos positivos. Su presidente, Roberto Paraja, considera que "lo importante no es el tamaño sino la eficiencia. Las ventajas de un operador como Telecable son su mayor capacidad de maniobra, la cercanía al mercado y el mayor conocimiento de sus clientes". Telecable cuenta además con la peculiaridad respecto a otros operadores de que ha vencido al ADSL en su demarcación: las conexiones de Internet de banda ancha en todo Asturias son 29.410 de ADSL y 38.595 de Telecable, en los cinco municipios en que opera.
Y es que el ADSL es el gran objetivo a derrotar. De los 2,2 millones de clientes de banda ancha que hay en toda España, sólo 600.000 son abonados al cable. El resto lo hace por ADSL, y una gran mayoría de estos últimos son clientes de Telefónica (1,3 millones).
Partida de póquer
Todos coinciden en que para combatir esa supremacía de Telefónica es necesario que el cable acometa la gran operación pendiente: la fusión entre los dos grandes, Ono y Auna. Un alto cargo del Ministerio de Ciencia y Tecnología lo explica muy gráficamente. "La fusión es más que lógica. Pero están en una partida de póquer, esperando a que uno de los dos pestañee para actuar. Y, por ahora, ninguno de los dos pestañea".
Esa visión parece ser compartida por los responsables de las empresas. El presidente de Auna, Alberto Salazar-Simpson, está seguro de que "algún día nos uniremos", y promete "estudiar en serio" la fusión el próximo año, cuando el grupo tiene previsto también evaluar la posibilidad de salir a Bolsa.
Por su parte, el presidente de Ono, Eugenio Galdón, ha reiterado en numerosas ocasiones que la "operación tiene sentido pero no tiene calendario". El SCH, que controla la gestión de Auna, y posee el 19% de Ono, tiene la última palabra.
Si Auna sale a Bolsa en 2005, la operación se facilitaría bastante, aunque Amena, la operadora móvil del grupo y su granero financiero, tendría que quedar necesariamente al margen en el intercambio de acciones.
Lo que sí parece claro es que el cable tiene mucho recorrido en España. Con datos globales de finales de 2002, sólo hay un 9,2% de hogares españoles abonados al cable, muy lejos de la media europea (23%). Sólo hace falta paciencia y que empiecen a cuadrar las cuentas, ya que aunque los resultados operativos ya no sean negativos, todos tienen aún pérdidas netas.
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