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EL ENREDO
Columna
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Cosas que no sé

1. Seguro que conocen el chiste

del tipo que entra en una farmacia y pide mil condones.

-Lo siento, sólo me quedan novecientos.

-Pues ya me ha fastidiado usted la noche.

Esquerra Republicana presumía de llevar a la política nuevas formas y nuevo estilo, pero no sé si es muy nuevo meter la pata

Algo así ha pasado con el programa electoral del PSOE. Después de prometer carros y carretas, se reúnen y notifican que no pueden acabar con la energía nuclear en 20 años. El compromiso sigue vivo, pero sin plazo, para evitar que en el 2024, tras 20 años de gobierno de Zapatero, a las puertas de La Moncloa haya manifestaciones masivas de mutantes exigiendo dimisiones. En este punto, los socialistas han pecado de timoratos. Deberían haber fichado a Hommer Simpson para acabar con la energía nuclear, aun a riesgo de que su incorporación al equipo electoral provocara roces con Jesús Caldera, que tiene un perfil similar. En resumen: si los socialistas rectifican su programa... ¡es porque se creen sus propias promesas! No sabría decir si eso es bueno o malo.

2. Si alguien me pregunta

dónde vivo, puedo contestar o seguir mi camino, pero tendría menos sentido responder: "Vivo lejos de Saturno, y lejos de Calahorra también". Y, para más precisiones: "Por supuesto, más lejos de Saturno que de Calahorra, pero no vamos a negar que exista Saturno". No sé si es más chusca la exigencia del Gobierno a los actores para que expresen su rechazo a ETA, o la resistencia a expresarlo sin seguir el método Saturno: rechazo a ETA y defensa de la libertad de expresión (aunque, por supuesto, más lejos de Saturno que de Calahorra).

3. En Cataluña, CiU proclama:

"¿Izquierda? ¿Derecha? ¡Cataluña!". No sé la que se montaría si PSOE o PP cerraran sus mítines así: "¿Izquierda? ¿Derecha? ¡España!". Carod Rovira se refiere a sus hazañas desde un atril, y habla dolido y solemne: "He visto actitudes antinacionales, profundamente antipatrióticas". Esquerra Republicana presumía de llevar a la política nuevas formas y nuevo estilo, pero no sé si es muy nuevo meter la pata y que te tengan que arrancar del sillón con agua caliente, para subirse a continuación a una tribuna y tildar de antipatriota al que te critica: Aznar lleva ocho años haciéndolo.

4. Aunque, todo hay que decirlo,

Aznar no metió la pata con las armas de Sadam: a él se lo dijo un pajarito, y si te lo dice un pajarito, qué vas a hacer: pues ir a la guerra. Lo normal. En su afán por quitarse de en medio, el Gobierno dice que el CNI no tenía ni idea sobre Irak, ni tampoco sobre la reunión de Carod Rovira con ETA. Un chollo, ser agente del CNI: deben pasarse el día leyendo el As. Como Mariano Rajoy, más o menos, a quien Aznar ha enviado un recado: que sea más duro.

-¡Eres un pusilánime, Mariano!

-Si usted lo dice, patrón...

-¡Que no quiero que me des la razón!

-Bueno, pues no lo soy.

Quién sabe lo que es Rajoy. Conservador, liberal, socialcristiano... Yo ni siquiera sé si existe Rajoy: sospecho que es un holograma.

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