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La obra de 43 creadores ilustra en San Sebastián el arte con el que nació el siglo XX

El Kursaal acoge obras de Zuloaga, Regoyos, Sorolla, Sunyer o Romero de Torres

El paso del siglo XIX al XX resultó en España un periodo de hondas transformaciones artísticas, sobre todo, por la influencia de creadores vascos y catalanes que conocieron en París las nuevas tendencias europeas y las introdujeron en la península antes de la llegada de las vanguardias históricas. La sala-kubo donostiarra ilustra hasta el 14 de marzo la trascendencia de este periodo a través de las obras de 43 destacados artistas, entre ellos, Ignacio Zuloaga, Darío Regoyos, Joaquín Sorolla, Anglada-Camarasa, Eduardo Sunyer o Julio Romero de Torres.

El núcleo de la muestra, inaugurada ayer en la sala que la Kutxa tiene en el Kursaal, forma parte de Arte para un siglo, un ambicioso proyecto expositivo impulsado por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia y once entidades de ahorro españolas para revisar todo el siglo XX en cuatro entregas, a través de la colección de la pinacoteca madrileña. Reúne 37 pinturas y esculturas de referencia en el periodo 1881-1925, piezas de artistas como Zuloaga, Regoyos, Sorolla o Romero de Torres, mil veces reproducidas en imágenes y estudiadas en los colegios y en las escuelas de arte.

Algunas ya han podido verse en las ciudades por las que ha itinerado Cambio de siglo. Otras, las de grandes dimensiones, sólo podrán contemplarse en esta sala donostiarra; por ejemplo Dolor, de Chicharro. A esta propuesta hay que sumar otras 33 obras de autores de la época que pertenecen a los fondos de la colección Kutxa.

La exposición refleja la agitación plástica que se dio en España entre 1881 -año del nacimiento de Picasso- y 1925. "Estéticamente están reflejadas sobre todo la escuela catalana y la escuela vasca", explicó Carmen Fernández Aparicio, conservadora de Escultura del Reina Sofía. ¿Por qué? Porque es por estas dos regiones por donde "entra la modernidad", responde. "Son artistas cosmopolitas que viajan por Europa, sobre todo a París, ven las novedades que se están dando, fundamentalmente, en el terreno de la pintura, y las traen aquí".

Fernández recuerda que en 1919 se celebró en Bilbao una exposición de referencia y que todos los artistas vascos -"los Zubiaurre en menor medida, porque se mantuvieron en una línea más académica"- rompieron con la pintura del siglo XIX. "En ese siglo lo que prima es la historia que se cuenta en el cuadro", explica. "Y aquí hay historias en los cuadros pero lo que hay, sobre todo, es pintura. Los artistas apuntan ya a lo que luego será el siglo de las vanguardias".

Cosmopolita o castizo

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Lo dice mientras recorre la sala y se detiene ante La Celestina, de Zuloaga, un cuadro que muestra en primer plano a una prostituta semidesnuda con pinta de infeliz. Detras suyo, tras unas puertas de cristal dos personas conversan amigablemente. Es tan sólo uno de los trabajos de Zuloaga expuestos. La sala muestra también Torerillos de pueblo y Antonia La Gallega, dos lienzos sobre la España tradicional que cuelgan de las paredes de la sala junto a La muerte de un torero, de Daniel Vázquez Díaz. Como recuerda el catálogo de la exposición son los años previos a las vanguardias históricas, cuando "el arte español se debatió entre lo cosmopolita y lo castizo, aunque Ignacio Zuloaga y Francisco Iturrino lograran conciliarlos".

La exposición ilustra el Modernismo a través de la pintura Jardín de Aranjuez, de Santiago Rusiñol o Playa (Costa Vasca), un cuadro de Darío de Regoyos que casualmente plasma la imagen del arenal de Gros -el Kursaal se halla justo detrás-, pero también el singular expresionismo de José Gutiérrez de Solana en El ermitaño; Pájaros o La vuelta de la pesca. Figura igualmente un conjunto de obras fauvistas de Juan de Echeverría y Francisco Iturrino, pinturas primerizas de Aurelio Arteta y un lienzo de Ignacio de Ugarte, Las planchadoras, que sorprende por su luminosidad.

La escultura está representada por Julio González, Pablo Gargallo, Victorio Macho, Mateo Hernández o Ángel Ferrant. En la muestra no aparece representada ninguna mujer. "Había algunas ligadas a círculos literarios y artísticos, pero realmente artistas...", señaló la conservadora del Reina Sofía.

El arte era entonces un territorio de hombres inquietos y renovadores. "Este conjunto de pinturas y esculturas proporcionan un testimonio de primera fila de las profundas transformaciones que sufrió el arte español durante las décadas iniciales de la modernidad y contribuyen a explicar cómo aquellos fueron años de transición sin los cuales difícilmente se entendería la evolución posterior del panorama artístico", señaló la responsable de la sala-kubo, María Victoria Arkaia. Lo que vino después, toda la evolución registrada hasta llegar al arte contemporáneo, podrá verse más adelante.

Arkaia manifestó ayer el interés de Kutxa por mostrar la integridad del proyecto expositivo impulsado por el Reina Sofía hace ahora año y medio. "Vamos a hacer todo lo posible para amarrarlo ", dijo. En tal caso, se podrá ver una segunda muestra que abarcará la creación artística desde 1925 hasta la Guerra Civil. La tercera comprenderá el periodo de las abstracciones y figuraciones desde la posguerra hasta la muerte de Franco en 1975 y la última, la que completa la mirada, reflejará el auge internacional del arte español en las décadas de los ochenta y noventa.

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