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La UE y Rusia buscan mejorar sus relaciones

La ampliación incomoda a Moscú, y Bruselas ve con preocupación la situación en Chechenia

La UE ha decidido revisar sus relaciones con Rusia en vísperas del ingreso en mayo de 10 nuevos países, un acontecimiento que suscita fuertes recelos de Moscú, a fin de encontrar un diálogo franco y directo en asuntos sensibles, como son el comercio o la situación en Chechenia. "Ambas partes se sienten frustradas y quieren revitalizar" la estrategia de cooperación que guía el acuerdo suscrito en 1997, según fuentes de la Comisión Europea.

El comisario de Relaciones Exteriores, Chris Patten, es el autor de un informe que deberá ser sometido a la aprobación del Consejo de Ministros a finales de mes en el que se indica claramente que, como socios estratégicos, la UE y Rusia deben discutir a partir de ahora con franqueza sobre asuntos divergentes, incluidos Chechenia, el respeto de los derechos humanos, la libertad de prensa y empresa, el comercio o el medio ambiente.

"Rusia y la UE son socios importantes. Pero no parece que estemos haciendo bastante para avanzar como quisiéramos. Y los rusos piensan igual", según una fuente comunitaria. Las relaciones se rigen por un acuerdo de cooperación y asociación firmado en 1997, que contempla cumbres bianuales al más alto nivel.

En la última, en noviembre en Roma bajo presidencia italiana, Silvio Berlusconi causó el estupor de los demás Gobiernos cuando apoyó públicamente la política de Vladímir Putin en Chechenia, en contradicción con la línea de la UE, ante la satisfacción del líder ruso y el embarazo de Patten y del alto representante de la Unión, Javier Solana. Fue este gesto unilateral del primer ministro italiano lo que llevó a Patten a sugerir una especie de guía de conducta.

Por parte europea se considera muy insuficiente el proceso de normalización en Chechenia, la protección de los derechos humanos de la población, y se censura la resistencia a facilitar la entrega de ayuda humanitaria. La UE podría apoyar una resolución de condena sobre la situación en la república secesionista en la próxima sesión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. También se critica la presencia militar rusa en Georgia y Moldavia.

De lado ruso, explican fuentes comunitarias, hay fastidio por el relevo de las presidencias y el desconcierto que genera. "Se quejan de que hay incoherencia en nuestros documentos y demasiadas voces", señala un funcionario. Moscú expresó recientemente por escrito a Bruselas su preocupación por el impacto que la ampliación causará a las minorías rusas en los países bálticos y al comercio bilateral, que ascendió a 78.000 millones de euros en 2002.

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La ampliación perjudicará a algunos sectores de la economía rusa, por lo cual la Unión tiene previsto facilitar ayudas compensatorias. Con excepción de Chipre, Eslovenia y Malta, siete de los diez nuevos socios comunitarios formaban parte de la desaparecida órbita soviética (Letonia, Lituania, Estonia, Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia). Rusia, además, se siente frustrada por el escaso apoyo europeo a sus pretensiones de adherirse a la Organización Mundial de Comercio.

Y para añadir un punto más a la inquietud sobre el futuro, Putin ha tenido que aceptar a regañadientes la nueva ampliación de la OTAN a los países bálticos, Rumania, Bulgaria, Eslovenia y Eslovaquia, con la garantía de la Alianza Atlántica de que no supondrá una amenaza para sus fronteras.

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