Duran y Mas discrepan sobre la estrategia de oposición de CiU

Los dirigentes de Convergència i Unió (CiU) discrepan sobre el trato que la federación ha de dar a partir de ahora al Gobierno tripartito catalán. Mientras que el secretario general y cabeza de lista por Barcelona en las próximas elecciones generales, Josep Antoni Duran Lleida, se mostró ayer partidario de no contribuir a la erosión del tripartito y defenderlo de los ataques del PP e incluso del PSOE, el presidente del grupo de CiU en el Parlament, Artur Mas, propugnó obtener un rendimiento político de cualquier crisis que pueda afectar al Ejecutivo de izquierdas.

Duran afirmó en Lleida, durante la celebración de la primera escuela de invierno conjunta de la federación, que a pesar de la debilidad y falta de cohesión del Ejecutivo que preside Pasqual Maragall, CiU no debería alinearse con los que tratan de desgastar al Gobierno autónomo. "Cuando yo lo critico", matizó, "lo hago como dirigente de una fuerza política catalana y no en la línea de querer pura y simplemente desgastar al Gobierno de Cataluña".

El dirigente democristiano añadió que el Gobierno de izquierdas y su presidente, Pasqual Maragall, saben que ante determinadas acusaciones del PP o de sectores mediáticos españoles que lo único que buscan es la "erosión porque se trata de Cataluña", la primera formación que está al lado del Gobierno de la Generalitat es CiU. "Por tanto", subrayó, "no suscribimos el tipo de críticas que hacen Rajoy y el PP. Nosotros, cuando se critica al Gobierno sólo por criticarlo o cuando se quiere utilizar Cataluña en el debate del enfrentamiento político español como hacen el PP y el PSOE, nos ponemos al lado del Gobierno de Cataluña".

Por su parte, en su intervención en la misma escuela, instantes después Artur Mas arremetió con extrema dureza contra el Ejecutivo de Maragall y aseguró que CiU nunca garantizará la estabilidad de un Gobierno que "no sabe adónde va".

Asimismo Mas ironizó con las siglas GEC (govern d'esquerres catalanista) que suele utilizar Maragall para referirse a su Gobierno y dijo que, en lugar de un Gobierno de izquierdas y catalanista, "parece el Gobierno de los errores y de las calamidades". Mas dijo que CiU recibe presiones para garantizar la estabilidad de un Ejecutivo que en 45 días de mandato ha agotado la mitad del talonario de su credibilidad, ante lo cual añadió que la función de CiU "no es salvar los muebles de un Gobierno que lo hace mal ni dar aire a un Gobierno que no sabe por dónde va".

Asumir errores

En la misma línea de dureza contra la gestión del tripartito, el líder convergente se mostró partidario de no dar "cheques en blanco" a nadie, "especialmente a aquellos que han cometido errores importantes desde el mismo momento de la configuración del actual Gobierno". Y añadió: "Los errores políticos los ha de asumir quien los comete, no nosotros. Lo que sí podemos hacer es contribuir a que la credibilidad que les queda no la acaben malgastando en los próximos 45 días".

Mas se preguntó qué habría pasado si la crisis que atraviesa ahora el tripartito hubiera estallado estando CiU en el Gobierno de la Generalitat. "Nos habrían presentado mociones de censura y nos habrían solicitado elecciones anticipadas, pero nosotros no lo hemos hecho a pesar de tener muchos argumentos para ello. Sabemos que para mantener un clima constructivo y de serenidad no conviene echar más lecha al fuego", subrayó.

El jefe de la oposición en el Parlament opinó que CiU es el único partido con la suficiente fuerza para impulsar el nuevo Estatut. "La tenemos en Cataluña y es necesario tenerla en Madrid", agregó.