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Reportaje:

Schneider Electric quiere abrazar el mundo

La multinacional francesa se reorganiza para 'atacar' los mercados emergentes

Cuando una compañía de gran dimensión (8.780 millones de euros de ingresos) y presente en 130 países, crece sólo un 0,9% en Europa, donde se genera el grueso de sus ventas, avanza un 8% en EE UU y dispara su negocio un 17% en los países emergentes, algo tiene que cambiar en la gestión. Fue lo que interiorizó Henri Lachmann, presidente-director general de la francesa Schneider Electric. Este gigante de la distribución eléctrica en media y baja tensión, control industrial y automatismos ha estrenado 2004 con una reorganización que trocea el planeta en cuatro grandes divisiones, en lugar de dividirlo, como hasta ahora, entre Occidente y la región del Asia-Pacífico.

En un mercado muy competitivo en el que Schneider debe pelearse con otros jugadores globales como Siemens o ABB y con compañías especializadas en determinados productos, la empresa encara la meta de crecer más y competir con nuevas divisiones en Norteamérica, Europa en un sentido amplio que incluye las antiguas repúblicas de la ex Unión Soviética, Asia-Pacífico y una cuarta que incluye España y Portugal, Oriente Medio, África, América Latina y el Caribe.

La nueva división para la Península Ibérica, América Latina, Oriente Medio y África se ha ubicado en Barcelona, con el español Julio Rodríguez al frente

Al frente de esta última gran división, ubicada en Barcelona y que engloba a 8.000 empleados, 25 fábricas -ocho de ellas en España- y 23 centros logísticos -uno de ellos en Sant Boi del Llobregat (Barcelona)-, está Julio Rodríguez. América Latina, y sobre todo, Brasil, es su apuesta.

En los tiempos que corren, con las deslocalizaciones en primer plano, Rodríguez, uno de los contados directivos españoles que forman parte del núcleo duro de las multinacionales, considera "reduccionista" enfocar el problema desde un punto de vista limitado a la búsqueda de costes más bajos. "No tiene mucho sentido fabricar en Europa para exportar a China. La deslocalización forma parte de una estrategia para penetrar en nuevos mercados de elevado crecimiento", puntualiza.

El grupo, que el año pasado anunció un recorte de empleo que afectó a 2.000 personas (la mitad en Francia), lanza un mensaje de tranquilidad sobre el futuro de la actividad en España. De las ocho fábricas en Navarra, Cataluña, Euskadi, Comunidad Valencia y Comunidad de Madrid, seis producen exclusivamente para el mercado español, aunque no se excluye que se abran también al Magreb, lo mismo que el centro logístico de Sant Boi. Sólo dos centros productivos, los de Burlada y Mediana, tienen vocación global y exportan el 90% de su producción.

"España es un modelo para el grupo, de modo que las plantas no peligran", asegura Rodríguez. El salto en ventas de 1999 a 2003, al pasar de 560 millones de euris a 734 millones, con unos beneficios de 57,2 millones (un 7% más que en 2002), avala que en los resultados globales del grupo se mencione el tirón español.

Schneider, que ha tirado la toalla en su intento de adquirir Legrad pese a que el Tribunal de Justicia de la UE falló contra el veto de la Comisión a su plan no sin presentar una reclamación por daños y prejuicios, confía en una recuperación del clima económico en 2004 . En sus cuentas pesa la fuerza del euro frente al dólar. "Fabricamos más en euros de lo que vendemos en euros", señala Julio Rodríguez, con inquietud.

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