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Crítica:ROCK | Eagle Eye Cherry
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El eterno universitario

Pese a aquellas voces que, carentes de nuevos referentes musicales que hagan sombra a los viejos mitos de los años sesenta, enseguida empiezan a calificar a casi cualquiera como el nuevo Dylan o el nuevo Marvin Gaye, el sueco-norteamericano Eagle Eye Cherry demostró en su última actuación en nuestro país no ser más, ni menos, que un alumno aplicado de los dos mencionados y de otros como Bob Marley o Tom Petty.

Acudía a presentar en directo su último disco, el continuista Sub Rosa, que es simplemente un paso más allá de la posición de privilegio conseguida con sus dos primeros álbumes, Desireless y Living in the present future. Más eléctrico y menos espiritual que su coetáneo Ben Harper, el hijo del trompetista Don Cherry y de la rapera alternativa Neneh apareció al frente de una banda con resonancias sixties, en la que el desbocado sonido de un órgano Hammond con distorsión se combinaba con el domesticado sonido de las guitarras eléctricas tañidas a la manera de Robbie Robertson de The Band. Por cierto, el hecho de que el grupo trajera su propia mesa digital restó efectividad a un sonido que tal vez hubiera necesitado más presión, menos blandura. Para algunos estilos musicales, los sistemas antiguos de sonorización suelen ser más efectivos.

Eagle Eye Cherry

Sala Arena. Madrid, 4 de febrero.

Como cantante, Cherry le sacó en esta actuación espléndido partido a su voz, dylaniana al abordar clásicos como Comatose o One good reason; con sabor a rock americano de siempre en canciones más modernas como Fallin in love again, Skull tatoo o Long way around. El paisaje sonoro era ecléctico, y las baladas, el soul lento, el rock a medio tiempo, se dejaban llevar por una orquestación que revelaba también el uso de loops como puesta al día de un estilo que, de no ser por esas aportaciones, tal vez hubiera pasado por resultar excesivamente revivalista.

Cherry, quien tiene la virtud estética de lucir como un eterno estudiante universitario, supo conducir de forma sabia y efectiva su actuación ante el razonable número de espectadores que disfrutaron sobremanera de un repertorio que se lleva estupendamente por su suavidad y su contención.

Aunque no llenara un gran recinto, como en anteriores visitas, Eagle Eye Cherry volvió a demostrar que posee un lugar destacado en el rock independiente actual y que comercialmente va a más.

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