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Reportaje:

La utilidad del voto nulo

Batasuna ultima su presencia en las elecciones con papeletas propias que le identifiquen

En diciembre de 1999, pocos días después de rota la tregua etarra, la entonces exitosa Euskal Herritarrok (EH) tuvo que acatar una directriz de la banda y anunció para sorpresa hasta de su propia militancia que no se iba a presentar a unas elecciones españolas con las que la izquierda abertzale nada tenía que ver, inmersa como estaba en el "proceso constituyente de Euskal Herria".

Cuatro años después de aquel desplante, la ilegalizada Batasuna necesita hacerse presente en estos comicios por pura supervivencia, para dejar constancia de que perdura y estar presente en el panorama político frente al intento de barrerle del mapa que representa la ilegalización. De ahí que sus dirigentes, amparados en el único refugio legal que les queda, el grupo parlamentario vasco Sozialista Abertzaleak (SA), se esfuercen ahora en divulgar entre sus bases más fieles la virtud de la participación con la fórmula de la abstención activa. El voto nulo con algún signo identificatorio que facilite el cómputo de papeletas propias dio excelentes resultados en las municipales de mayo. "Se trata de dar una respuesta contundente al Estado español", decía hace dos días Joseba Permach para explicar la necesidad de la participación.

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Esta decisión a la desesperada ha estado precedida de la propuesta de una candidatura unitaria de las fuerzas nacionalistas que la izquierda abertzale formalizó con cierta solemnidad a mediados de diciembre como "propuesta de Bergara", en justo paralelismo a Lizarra. Aunque esta iniciativa ha permitido a Batasuna recobrar unas semanas cierto protagonismo político, su desarrollo y desenlace han puesto en evidencia que las fuerzas nacionalistas han hecho con Batasuna leña del árbol caído.

Ni siquiera el anuncio de ETA, que se mostró, por dos veces en 15 días, dispuesta a "dar los pasos necesarios" para que prosperase la candidatura unitaria sirvió para que los aludidos se esforzasen algo en buscar la unidad. Ni el PNV, ni el sindicato ELA se prestaron a debatir sobre una declaración como la de Bergara que no hacía una condena explícita de la violencia. Otras formaciones como EA, Aralar o sindicatos y fuerzas sociales, aunque lo hicieron por cortesía, no alcanzaron la aproximación.

"No vamos a ponerles la pista de aterrizaje; si quieren el fin, que salten en paracaidas". Así de contundente se pronuncian muchos nacionalistas respecto a la última sugerencia de una hipotética tregua lanzada por ETA en su doble comunicado de enero. La desconfianza ante las verdaderas intenciones de la banda -a la que observan deslizarse hacia un alarmante proceso de grapización-, así como la batalla abierta por el reparto de los votos de una Batasuna "en descomposición y a la desesperada", explicarían este rápido y rotundo fracaso en el último intento de unidad nacionalista emprendido por la izquierda abertzale.

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En Navarra, donde los nacionalistas han logrado al fin formar una lista unitaria -Nafarroa Bai-, Batasuna lo tiene aún peor. Ni siquiera cuenta, como todavía sucede en Euskadi, con un grupo parlamentario, ya que la formación de Arnaldo Otegi ha desaparecido como entidad política tras las autonómicas y ahora es Aralar, el partido escindido hace tres años de Batasuna al estar en contra de la violencia, el que lidera la unidad nacionalista. Batasuna ha buscado integrarse en la candidatura navarra, o buscar un acuerdo electoral que reflejara su posible apoyo externo, pero tampoco en esta iniciativa ha cuajado.

Dirigentes de Aralar han sido, no obstante, los interlocutores de Batasuna ante la candidatura Nafarroa Bai. Pese a que consideran que "toda iniciativa que signifique avanzar hacia el abandono de las armas, merece la pena y es positiva", esta formación ha constatado la imposibilidad de un acuerdo y en Nafarroa Bai se da por zanjada cualquier posibilidad de aproximación a la formación ilegalizada.

Además, aunque Batasuna promete su apoyo a esta lista si "sintonizan" con los principios de Bergara, la filosofía que inspira a Nafarroa Bai choca frontalmente con la de Bergara, donde no hay un rechazo explícito a la violencia ni se admite el respeto a la autonomia de decisión de Navarra que exigen los navarros.

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