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Reportaje:

El último intento de encontrar la paz

El hermano de uno de los malagueños fallecidos en el accidente aéreo de Madeira lidera una expedición privada para recuperar los cuerpos del Atlántico

"Hay tanta gente esperando en Málaga a que yo les lleve a sus familiares que si no lo logro será de lo más decepcionante que me haya pasado en la vida". Este es el sentimiento que acompaña a Alejandro Martín y al resto de la expedición malagueña que desde el pasado sábado peinan la zona de la costa de Madeira (Portugal) donde se cree que se encuentran los restos de las 10 personas que el pasado 11 de septiembre perdieron la vida tras precipitarse la avioneta en la que viajaban al mar.

Cuatro meses después de que sus hijos, yernos, nueras y nietos perdiesen la vida, los familiares de los fallecidos aguardan impacientes en Málaga a que esta expedición de rescate les traiga la paz que los equipos de la Policía Marítima de Portugal y del Servicio de Socorro no pudieron devolverles al no dar con los restos de sus parientes, que yacen en el fondo del Atlántico tras 49 días de búsqueda.

"Pensar que por la falta de dinero voy a volver de vacío es algo decepcionante"
La Marina portuguesa cree que el bimotor permanece hundido a más de 50 metros

La noche del pasado 11 de septiembre, cuatro minutos después de despegar del aeropuerto de Funchal, 10 personas murieron al caer al mar la avioneta privada en la que regresaban tras pasar unas cortas vacaciones en Madeira, entre ellas tres menores. Eran tres matrimonios vecinos de Teatinos y Carranque que emprendieron un viaje familiar a la isla portuguesa invitados por un amigo británico, piloto del bimotor siniestrado. Las causas del accidente aún se desconocen, si bien los servicios de rescate portugueses dictaminaron nada más comenzar la búsqueda del aparato en el extremo oriental de la isla que el impacto tuvo que ser tremendo, dado el reducido tamaño de las piezas que se encontraron en las 48 horas posteriores al accidente.

El hecho de que el bimotor careciera de caja negra dificultó aún más las tareas de búsqueda en los primeros momentos, inconveniente al que también se sumó el temporal que azotó esa zona del Atlántico por esas fechas.

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La Marina portuguesa cree que el bimotor permanece hundido a una profundidad que supera los 50 metros en el área de la Punta de San Lorenzo, zona que ahora peina la expedición que comanda Alejandro Martín, hermano de uno de los fallecidos. El fuerte temporal, unido al fuerte impacto al caer al mar, provocó que en las primeras horas sólo se pudiesen recuperar partes de miembros de distintos cuerpos y enseres de los fallecidos, así como pequeños trozos del fuselaje de la avioneta. El único cadáver que se recuperó entonces fue el de una mujer con las extremidades inferiores mutiladas que apareció a varias millas de las costas de Madeira. Del resto de los viajeros de la avioneta, ni rastro.

La expedición promovida por los familiares empezó a tomar cuerpo en los primeros días de diciembre. La ayuda desinteresada de seis bomberos de Marbella llevó a Alejandro Martín a acelerar los preparativos de la nueva expedición. La altruista colaboración de los miembros de la expedición no fue la única. El Ayuntamiento de Marbella donó 40.000 euros para financiar los gastos derivados de la búsqueda, cuyo coste han cifrado en torno a los 180.000 euros.

Así, a principios de enero, Alejandro Martín ya tenía preparada la expedición. Había logrado reunir dinero suficiente para sufragar la búsqueda; contaba con un equipo profesional de buceadores; varias empresas le habían cedido el material y maquinaria necesarios (un robot submarino equipado con cámaras, una ecosonda, un sónar, entre otros) para rescatar los cuerpos y el Gobierno portugués les había brindado un barco y ofrecido todas las facilidades para montar el operativo desde el puerto de Quinta do Lorde.

El pasado sábado 24 de enero, antes de partir hacia Madeira, Alejandro Martín y el resto de los expedicionarios se mostraban esperanzados. Martín aseguraba que esta vez contaban con todos los medios necesarios para que la búsqueda dé resultados. Sin embargo, con lo que no contaban era con que el mal tiempo volviese a jugarles una mala pasada. "Hoy [por el jueves] las olas nos han sacado de la zona de búsqueda y apenas si hemos podido trabajar bien unas cuantas horas", explicaba Alejandro Martín, que resultó herido en una pierna a causa del fuerte oleaje. "Lo que más rabia me da es que todos los parámetros apuntan a que es en esta zona donde se puede hallar la cabina de la avioneta y el mal tiempo nos ha impedido sumergirnos para comprobarlo", indicaba.

Pero no sólo el mal tiempo juega en contra del éxito de la expedición de rescate. Alejandro Martín afirma que sólo cuentan con fondos para mantener la búsqueda hasta hoy. El alquiler de equipos, el combustible del barco y el alojamiento se han llevado gran parte del dinero que lograron recaudar. Además, la solidaria donación realizada por el Ayuntamiento de Marbella aún no se ha hecho efectiva.

Durante estos meses, los familiares de los fallecidos han denunciado la desatención que han sufrido por parte de las administraciones. Al Gobierno central le reprochan que no haya movido un dedo por ayudarles a rescatar los cuerpos de sus parientes y la nula información que recibieron cuando la Marina portuguesa se encargaba de las tareas de búsqueda. Tampoco la Junta ni el Ayuntamiento de Málaga escucharon sus peticiones de ayuda.

"Hoy me han llamado del Ayuntamiento de Málaga para preguntarme si necesitaba algo. Les he dicho que dinero aunque sea para pagar el hotel y me han dicho que ellos se harán cargo de la factura del alojamiento", indicaba el pasado jueves por la noche Martín. "Ahora mismo sólo nos quedan unos 5.000 euros en la cuenta que tenemos abierta en el BBVA", añadía algo triste porque su llamamiento a la solidaridad de los malagueños a través de ingresos en una cuenta bancaria no había sido como esperaba. "Necesitamos algo más de 18.000 euros para completar la búsqueda, porque tenemos la convicción de que estamos en la zona acertada. Pensar que por la falta de dinero voy a volver de vacío es algo decepcionante", afirmaba Martín.

Confiados en que una nueva inyección económica les permitirá prolongar la búsqueda unos cuantos días más, los expedicionarios malagueños se muestran sorprendidos ante el apoyo que están encontrando en Madeira. La última oferta de auxilio ha sido la del cónsul alemán en la isla, que les ha ofrecido traer desde las Azores un minisubmarino para colaborar en el rastreo del fondo marino. "Si seguimos aquí será de gran ayuda, porque esta máquina puede rastrear kilómetros en el tiempo que los buceadores recorren unos cientos de metros", apuntaba Martín. "Si damos con la avioneta, monto una fiesta, igual que creo que harán en Málaga los familiares, que llevan tanto tiempo con el alma en vilo", concluía.

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