La resistencia encumbra al Alavés
El equipo vasco aguanta las acometidas de un Celta que desperdició la primera hora de partido
Encerrado en el área pequeña y sometido a un acoso eterno, es decir, cumpliendo todos los requisitos de un torneo como éste, el Alavés engalanó su historial con otra semifinal de Copa. Lo hizo frente a un Celta que tardó en transmitirle energía al partido, como consciente de que sus problemas son otros. Ya sin Lotina, el equipo de Balaídos sólo creyó en sus posibilidades cuando se habían consumido casi setenta minutos de partido y Gustavo López recortó la ventaja de la ida. En realidad, desde unos minutos antes, cuando decidió ir a por la yugular del equipo alavesista. Pero el Celta se quedó a un gol, que pareció acariciar en el tiempo de descuento. Con el corazón en un puño, el Alavés hizo historia.
CELTA 1 - ALAVÉS 0
Celta: José Juan; Méndez, Berizzo, Cáceres, Sylvinho; Luccin (Vagner, m. 61), Giovanella; Edu (Jesuli, m. 69), Mostovoi, Gustavo López; y Pinilla (Milosevic, m. 54).
Alavés: Juan Pablo; Coira, Téllez, Sarriegui, Galván; Edu Alonso (Otxoa, m. 73), Pablo, Nacho, Astudillo; Magno y Vucko (Iván Alonso, m. 65).
Gol: 1-0. M. 68. Mostovoi saca en corto una falta y el disparo de Gustavo López se cuela entre la barrera y se le escapa a Juan Pablo de las manos.
Árbitro: Esquinas Torres. Amonestó a Juan Pablo, Giovanella, Berizzo y Pablo.
Unos 12.000 espectadores en Balaídos.
A ritmo lento, el Celta cosió y descosió durante toda la primera mitad sin poner en demasiados aprietos a su rival, que renunció a exigir a la cuestionada defensa céltica, resguardada ayer por el portero menos goleado de las categorías nacionales, José Juan, del Celta B, que suplió a los lesionados Cavallero y Pinto. No dio más noticias el equipo de Mel en la primera parte que un córner que remató Sarriegui y que rebotó en el brazo de Pinilla. Por lo demás, su actitud supuso una renuncia a la pelota en favor del Celta, que se diferenció de sus antecedentes en la mayor cordura de la alineación titular.
Aunque de forma muy discontinua, el goteo de ocasiones para el equipo que dirigirá Antic, ayer en el palco, se prolongó desde el primer minuto hasta el descanso. Pero el remate le traicionó ayer a Mostovoi, Pinilla y Edu, que fallaron oportunidades que hubieran menguado la diferencia de dos goles que traía el equipo andaluz antes del descanso. El peligro llegó por la banda izquierda, nuevamente para Gustavo López, pero con el despliegue del equipo vigués sobre el campo echó en falta más presencia en la banda derecha, por la que irrumpió un central reconvertido como Méndez, y padeció cierto atasco en la frontal del área, donde se juntaron Edu y Mostovoi.
Detrás de la sensación de control del partido que siempre transmitió el Celta hubo un fútbol discontinuo, que el equipo que ayer dirigía Ramón Carnero no supo remediar hasta la hora de partido, cuando arriesgó el entrenador interino a sustituir a Luccin por Vagner, lo que dejó a Giovanella como único medio centro. Dado que el Alavés no buscaba ni el contraataque, el cambio era una obligación. Y a partir de ese momento, el equipo se puso a trabajar. Llegaron la continuidad, las oportunidades y el error de Juan Pablo, que no supo enmendar el espacio abierto por una barrera mal situada. Al portero del Alavés se le escapó la pelota de las manos, y el partido reservaba veintidós minutos para que el Celta lograse la remontada. Fueron veintidós minutos fugaces para el equipo vigués y eternos para el Alavés, que supo exprimir la sangría goleadora del partido de ida.
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