Retratando la verdad

El trabajo de un reportero gráfico durante una guerra ha inspirado al entronizado Michel Ancel para dar vida a Jade, la protagonista de su última creación. El padre de los Ray Man presenta una aventura futurista abierta, donde el jugador podrá elegir el orden de resolución de los retos, si bien éstos llevan siempre a un mismo final. La capa de emotividad que se ha dado al juego es muy gruesa, cubriendo principalmente a la protagonista, muy comprometida con el medio ambiente, los derechos de los niños y la búsqueda de la verdad.

Hillys es el planeta imaginario que da cobijo a la sencilla vida de Jade. Es un lugar en guerra permanente contra los Domz. Los soldados de la Sección Alfa son los únicos defensores de Hillys, pero su forma de actuar, totalmente mediática, ante la televisión, la prensa y el correo electrónico, hace dudar de su honestidad a la población y en especial al grupo rebelde IRIS. Sobre el jugador cae la responsabilidad de tomar la instantánea que desvele el complot e impida la instauración de una dictadura militar usando la guerra como pretexto.

La historia se inicia durante uno de los ataques de los Domz, cuando Jade intenta poner en marcha el escudo de energía pero éste deja de funcionar por falta de pago. La primera misión es encontrar un trabajo. Rápidamente se consigue uno mediante el acceso a la bolsa de trabajo de la Red. Es sencillo y lucrativo: retratar a todos los animales del planeta para un laboratorio y asegurar así un testimonio de las distintas especies. Jade se convierte en una especie de Noé fotógrafo. Podrá ejercer esta profesión durante todo el juego siempre que necesite fondos ya que las fotos las pagan al contado tras su transmisión al laboratorio.

Tanto los personajes como el entorno está realizado en tres dimensiones y permiten el libre movimiento por el escenario. El control del personaje se ejerce siempre en tercera persona excepto cuando se hace una foto, momento en que aparece en pantalla exactamente lo que se ve a través del objetivo. Las capturas deben ser buenas y bien enfocadas, de lo contrario no se pagan. Para ello hay que estar cerca de lo que se quiere fotografiar y usar correctamente el encuadre y el zoom.

Pero no basta una cámara para salir indemne de los ataques de los enemigos. Así que Jade, además, pelea fieramente ayudada por una larga vara. De todas formas, es posible utilizar técnicas de sigilo y distracción para acabar con los guardianes, como, por ejemplo, haciendo explotar un depósito y forzarles a desatender sus obligaciones de vigilancia. Este sistema está más de acuerdo con el carácter humanitario de la protagonista. En ocasiones será necesaria la ayuda de su tío adoptivo Zerdy, con quien forma una pequeña familia en el viejo faro junto a los huérfanos que tienen acogidos.

La exploración permite acceder libremente al territorio que el juego va autorizando. A medida que se terminan misiones, las posibilidades de movimiento son mayores y se abren nuevas zonas permitiendo en todo momento volver a las originales. Para llegar en el menor tiempo posible a los distintos puntos que hay que visitar se debe utilizar un viejo hovercraft. En el transcurso del juego se consigue dinero y perlas que pueden utilizarse para mejorar este curioso vehículo. Es importante dotarle de un buen armamento dado que los combates en la marisma acaban siendo muy frecuentes.

Michel Ancel consigue encadenar secuencias y acción en los primeros compases del juego, que rápidamente captan la atención del jugador, que queda inmerso en la problemática de Hillys y en la expresiva cara de Jade. A pesar de ser algo breve, su correcta realización, el doblaje al castellano y la profundidad de la historia merecen darle una oportunidad para descubrir qué hay más allá del bien y del mal.