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PÍLDORAS

Embarazo y acidez

Casi el 80% de las mujeres embarazadas sufre pirosis o acidez de estómago en el tercer trimestre de la gestación. Un gran número se automedica y otras muchas no se tratan. Cuando las molestias persisten, los expertos aconsejan que se consulte con el especialista ya que el uso continuado de ciertos antiácidos puede producir trastornos. Aquellos cuyo principal componente es el magnesio pueden asociarse a diarrea e hipermagnesia, y los de aluminio pueden disminuir la cantidad de fosfatos en sangre o producir problemas renales. En este periodo, los antiácidos con alto contenido de calcio constituyen una buena alternativa porque, además de evitar la acidez del estómago, aumentan la ingesta de este mineral, previenen la hipertensión de la gestante y reducen el número de partos prematuros. "La elección del antiácido en la embarazada es fundamental sobre todo a partir del segundo trimestre de la gestación, y no deberían recomendarse altas dosis de este medicamento basado en aluminio", explica Aníbal Nieto, del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid).- C. G.

Desnutrición en cáncer

Entre el 40% y el 80% de los pacientes oncológicos presenta algún grado de desnutrición en virtud del tipo de tumor, la fase de la enfermedad y el tratamiento recibido, según Vicente Valentí, oncólogo del hospital Doce de Octubre de Madrid y responsable del Programa de Cuidados Paliativos de este centro. La situación se agrava a medida que progresa el cáncer, de tal modo que en las fases más avanzadas la mayoría de los pacientes (80%) sufre malnutrición. "Entre los trastornos más frecuentes están la anorexia o pérdida del apetito y la caquexia o situación extrema de malnutrición, que se acompaña de cansancio, anemia y pérdida de masa muscular", afirma Carmen Gómez Candela, jefe de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del hospital La Paz de Madrid.- M. S.

Pie plano infantil

Siete de cada 10 niños tienen los pies planos cuando empiezan a andar, entre los 12 y los 14 meses. Esta alteración, que se caracteriza por la desaparición de la curvatura del arco plantar y que afecta a la marcha y a la dinámica del pie, también es muy frecuente en niños de hasta nueve años, cuando se define completamente la estructura del pie. Durante la primera etapa del crecimiento, la planta es plana; según crece el niño, el pie evoluciona hacia un pie normal o un pie laxo (el que deja una huella aplanada y los talones se giran hacia fuera). En algunos casos este trastorno se corrige, pero en otros, por una alteración anatómica de los huesos, evoluciona hacia un pie plano o patológico. Los pediatras recomiendan observar la evolución del pie del niño, especialmente desde que empieza a caminar, y aconsejan a los padres que no se dejen llevar por las modas y escojan zapatos de talla adecuada, flexibles, ligeros, transpirables y que dejen libre la articulación del tobillo y sujeten el talón.- C. G.

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