Paro general de los funcionarios portugueses
Una huelga de la Administración pública paralizó ayer parcialmente Portugal. La protesta logró unir a todos los sindicatos del sector, algo que ha ocurrido muy pocas veces en la historia de la democracia lusa. El motivo de la insatisfacción es la congelación de salarios, por segundo año consecutivo, y la reforma estructural de los servicios del Estado que llevará consigo un recorte de unos 40.000 empleos hasta el año 2006. La adhesión a la protesta se acercó al 90%, según los sindicatos, mientras el Gobierno estimaba el seguimiento de la huelga en un 25%.
La jornada de ayer fue una prueba de fuego para el Gobierno liberal del primer ministro, Durão Barroso, que eligió la reforma de la maquinaria del Estado como obra prioritaria y estratégica de la legislatura, que terminará en 2006. La Administración portuguesa es la mayor y más lenta estructura pública de la Unión Europea (UE): consume el 15,3% del PIB (la media de los Quince es de un 10%,), representa un 46,6% del gasto público total y da empleo a un 15% de la población activa. El Ejecutivo luso cree que la reforma anunciada acercará los gastos a la media europea y será determinante para controlar las cuentas públicas y mantener el déficit del Estado por debajo del 3%, como exige el Pacto de Estabilidad.
Los sindicatos se oponen a la introducción del contrato individual de trabajo en los servicios de la Administración, la disminución del empleo público, el nuevo sistema de evaluación en la carrera, la privatización de algunos servicios y los cambios en las reglas de jubilación.
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