El mejor fan de España
"... indiscutiblemente el pintor nacido más allá de nuestras fronteras que nos ha legado la imagen más bella y más reconocible de la España del siglo XIX" (página 9). Así empieza este libro sobre los pormenores del viaje emprendido en diciembre de 1832 por el escocés David Roberts, quien en diez meses visitó Vitoria, Madrid, Córdoba, Granada, Málaga, Gibraltar, el norte de África, Cádiz y Sevilla. Además de la obra pictórica, el autor consultó cerca de sesenta cartas cruzadas entre el artista con amigos y allegados y el Record book, especie de diario, inédito, donde anotaba los sitios visitados, los cuadros pintados, precios y compradores.
El autor recrea al selecto mundillo de viajeros y pintores británicos que visitaron España en esa época, empezando por el escocés George A. Wallis, enviado en 1808 a comprar cuadros -de Ribera, Zurbarán, Velázquez, Murillo, Goya-, ejemplo pronto imitado por otros, al punto que salió del país un valioso acervo, ante los impávidos españoles.
LA ESPAÑA PINTORESCA DE DAVID ROBERTS: EL VIAJE Y LOS GRABADOS DEL PINTOR
Antonio Giménez Cruz
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga Málaga, 2003
441 páginas. 36 euros
¿Por qué a España, país al margen del grand tour por Europa al que los ricos británicos del XVIII solían enviar a sus jovencitos? La fiebre romántica despertó una "verdadera hispanofilia" por esta legendaria tierra de caballería, cuya decadencia y empobrecimiento, empeorados en el primer tercio del XIX por la pérdida de su imperio en ultramar, acentuó su exotismo y, en palabras del autor, propició un "tráfago de viajeros que, pluma en mano, recorren nuestra geografía a pie, a lomo de caballo o mula, en diligencia o más tarde en ferrocarril, tratando de satisfacer con sus escritos o dibujos la enorme curiosidad despertada en sus respectivos países por una nación ...misteriosa e impenetrable" (páginas 39-40).
Las cartas de recomendación conectaron a Roberts con la alta sociedad y con el cuerpo diplomático. Visitó monumentos a su antojo, vio colecciones privadas de arte español, italiano y flamenco, e hizo hacer cientos de bocetos al natural de vestigios romanos, visigodos y árabes, especialmente en Andalucía, donde la gente iba vestida con indumentarias que parecían diseñadas para el pintor.
Al regresar a Inglaterra, el
artista expuso sus cuadros, y no daba a basto para atender encargos, privados y editoriales. Durante el resto de su vida, con excepción de los dibujos y bocetos que hizo en 1840 durante otro viaje a Palestina y Egipto, su obra giró en torno a España. Algunos de sus cuadros fueron utilizados para los grabados, supervisados por él, que ilustran los cuatro volúmenes de The tourist in Spain (Londres, 1835-1838), que relata el viaje de Thomas Roscoe. Posteriormente fueron litografiados en Picturesque Sketches in Spain, taken during the years 1832-1833 (Londres, 1837), obra de la que se vendieron 1.200 ejemplares en dos meses.
El medio centenar de litografías reproducidas en el presente libro permite apreciar que a pesar de una clara intención descriptiva, Roberts tendía a "edulcorar o a idealizar el objeto o materia de su estudio..." (página 57). Con tal de lograr una atmósfera pintoresca, léase digna de mostrar, quitaba o añadía elementos a capricho. En parte, Giménez Cruz atribuye este halo romántico que este pintor logra magistralmente a su oficio anterior como escenógrafo que no sólo lo acostumbró a trabajar deprisa y a alargar verticalmente las estructuras, sino a buscar un efecto dramático. Con razón su primera biografía, escrita por James Ballantine (Edimburgo 1866), destacó su extraordinario talento para "fotografiar objetos con la vista", y añade: "Le bastaba una ojeada rápida para captar la totalidad del conjunto..." (página 56).
Patricia Londoño Vega es profesora titular de la Universidad de Antioquia, Medellín (Colombia).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.