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Reportaje:TEATRO

Un británico en Palestina

Javier Vallejo

A David Hare le pidieron que fuera a Israel. No dice quiénes, pero sí que "casi un centenar de organizaciones se ofrecían a pagar a escritores para que visitaran ese país". También periodistas y programadores artísticos reciben invitaciones parecidas desde algunos países: para que se empapen de sus culturas, para que las difundan. Cuenta el autor británico al comienzo de Vía Dolorosa que emprendió el viaje al cabo de diez años y después de que varios amigos le hablasen de las gentes extremas que habían conocido en Israel. Los británicos tienen buenos motivos para interesarse por lo que sucede allí: mientras ocuparon Palestina, durante la Primera Guerra Mundial, lord Balfour, su ministro de Asuntos Exteriores, prometió a los judíos un hogar en esa tierra... sin importarle el parecer de sus habitantes. Hare recuerda con ironía que años antes otro representante "del magnánimo Imperio Británico" había ofrecido una parte de Uganda al movimiento sionista, que desestimó esta posibilidad, como otras que se barajaron en el área de la antigua Mesopotamia y en Argentina.

El caso es que Hare acabó viajando a Tel Aviv, Cisjordania y Gaza, entrevistándose con intelectuales, políticos y colonos, y escribiendo Vía Dolorosa, relato dramatizado en el que da cuenta de todo ello. Lo más interesante, lo que toca, es lo que Hare ve y escucha en tierras que, según las resoluciones 242 y 338 de la ONU, los judíos deben devolver a los árabes. Acompañado a regañadientes por su traductora, el dramaturgo toma una magnífica autopista de cuatro carrilles que conduce... a un asentamiento de 521 colonos judíos, protegido por cuatro mil soldados: Sheri Tikva. Allí se aloja en el adosado de un matrimonio estadounidense, que, persiguiendo el cumplimiento de un designio divino, abandonó el país en el que vivía prósperamente: "Éste fue el primer pedazo de tierra que compró Abraham. Y el trato jamás fue rescindido", dice a su esposa el colono Danny Weiss, representante de cantantes de ópera, durante una discusión mesiánica y delirante que su invitado reproduce con espantado sentido del humor.

Si en lugar de dramaturgo Hare fuera periodista, hubiera podido publicar un texto muy similar al de esta obra en un suplemento dominical, con fotos de los lugares recorridos, y de sus entrevistados: el historiador palestino Albert Aghazerin, Benni Beguin, hijo del ex primer ministro Menájem Beguin; Haider Abdel Sharif, líder árabe contrario a Arafat; Shulamit Aloni, parlamentaria durante el Gobierno de Isaac Rabin... Y dos personajes del gremio de Hare. Eran Baniel, director teatral israelí, y George Ibrahim, productor palestino, que a mediados de los noventa montaron Romeo y Julieta con actores de los dos bandos: tuvieron que suprimir las peleas entre capuletos y montescos, porque se atizaban de verdad. Vía Dolorosa (el título se refiere al camino de Cristo al Calvario) llegó a escena en 1998, dirigida por Stephen Daldry, titular del Royal Court londinense, e interpretada por su autor. En Nueva York, espectadores de uno y otro bando le esperaban al final de cada función o entraban en su camerino, acusándole de parcialidad. Los más hondamente ofendidos, David Weiss y señora, que habían hecho el viaje de vuelta a su país de origen para ver el trabajo de su antiguo huésped. Hace un año, Vía Dolorosa se representó una sola noche en el Romea de Barcelona. Después, Nacho Artime preparó la versión española, que es respetuosa con el original (aunque en lugar de a Sheri Tikva, su protagonista llega, no sé por qué, a Hebrón) y tiene en Joaquín Kremel un intérprete excelente. Kremel se presenta a sí mismo como David Hare, el público acepta la convención, y el juego fronterizo entre teatro y conferencia que plantean el actor y Juan Margallo, corresponsables de la dirección, funciona y cala. La obra se presta: en dos terceras partes es una suma de observaciones y reflexiones del viajero; y el resto, opiniones de personajes a quienes el intérprete dibuja con un par de trazos rápidos y seguros, pues más que quienes son importa lo que dicen.

Vía Dolorosa. Enero: Santa Cruz de Tenerife. Teatro Guimerá, días 27 y 28. Febrero: Ávila. Teatro Caja de Ávila, día 6. Ceuta. Espacio Cultural Caja Madrid, días 13 y 14. Miranda de Ebro (Burgos). Casa Municipal de Cultura, día 20. Soria. Palacio de la Audiencia, día 26. Barcelona. Espacio Cultural Caja Madrid, día 28.

Joaquín Kremel, en una representación de 'Vía Dolorosa'.
Joaquín Kremel, en una representación de 'Vía Dolorosa'.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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