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La madre volvía de tramitar el DNI para la pequeña Estefanía

María José, tía de la niña fallecida, explicó ayer que su hermano Fabricio, de 29 años, el padre de la niña Estefanía, llegó a España hace cuatro años procedente de Quito (Ecuador) para buscar una vida mejor a la que dejaba atrás. Poco después vinieron su hermana y su madre. Norma Susana, de 33 años, llegó dos años después, acompañada de una hija de nueve años, fruto de una relación anterior en Ecuador, que no prosperó. Fabricio y Norma Susana, los dos de Ecuador, se conocieron en Madrid y pronto comenzaron a salir.

Fabricio ha trabajado siempre como limpiador y desde hace pocos meses está empleado en el aeropuerto de Barajas. "Antes trabajaba, también limpiando, en Nuevos Ministerios", señaló María José. Norma Susana estuvo cuidando niños hasta meses antes de dar a luz. "Se quedó embarazada y ya no pudo buscar trabajo", relató su cuñada.

Regreso a casa

El nacimiento de la pequeña Estefanía, el pasado otoño, supuso una gran alegría para la familia. El día de la tragedia, Norma Susana regresaba a su domicilio después de tramitar los papeles necesarios para pedir el documento nacional de identidad para su bebé. "Venían de pedir la partida de nacimiento y otros papeles", contó María José.

En Aluche, el barrio donde reside la familia -y donde viven muchos ecuatorianos-, nadie podía entender lo sucedido el miércoles pasado. "¿Cómo es posible que nadie en el vagón tirase de la palanca de alarma al ver lo que pasaba?", se preguntaba una mujer. Justo al lado de las puertas de cada vagón hay una señal que avisa de que, en caso de emergencia, hay que "levantar la caja y tirar de la palanca".

La cuñada de Norma Susana intentó dar una explicación al hecho de que las puertas no se volviesen a abrir tras quedar enganchada la manga de la cazadora. "Ella dice que apenas tuvo tiempo de reaccionar. Pateó la puerta, tiró de la manga que se había enganchado, chilló... Todo pasó muy rápido. Tampoco recuerda bien si alguien la ayudó", explicó la mujer. Tras el suceso, la madre del bebé tuvo que se atendida por los psicólogos del Samur porque sufrió una crisis nerviosa.

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El suceso era comentado por todo el mundo en el barrio. "Ha sido un gran susto para los que tenemos niños pequeños. Yo llevo todo el día con mis hijos por ahí y no les suelto de la mano", contó una mujer dominicana. Ayer, en la estación de metro de Empalme, muchos de los viajeros se asomaban a las vías intentando comprender lo que había pasado. Nadie encontraba una explicación.

El Ayuntamiento de Madrid se ha hecho cargo de los gastos del entierro del bebé. El sepelio se realizará hoy al mediodía en el cementerio de Carabanchel, conocido como Cementerio Sur. Mientras, el cadáver de la pequeña Estefanía permanece en las dependencias del Instituto Anatómico Forense.

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