Un polémico gol derrota a España
Grandes paradas de Barrufet le permitieron mantener un empate hasta el último segundo
Tal vez fue bonito, épico, vibrante y tuvo colorido, pero fue una estafa. Croacia ganó a España por 29-30 en el partido inaugural del Campeonato de Europa de balonmano de Eslovenia con un gol fraudulento porque el balón entró en la portería después de que sonara la sirena que marcaba el final del partido. Los árbitros alemanes Urlich y Lemme estaban ya con el silbato en la boca para cerrar el encuentro, cuando el croata Balic recogió el balón del suelo y sin pensárselo dos veces lanzó el golpe franco que le habían pitado a España. Fue un gran tiro, porque lo disparó casi desde el medio campo, pero llegó tarde aunque los árbitros no lo apreciaran.
Dieron el gol bajo la constante presión de un público croata que no paró de chillar y, por tanto, la victoria a Croacia, campeón mundial. De nada sirvieron las quejas de César Argilés, entrenador de España, y de todo el equipo que formaba un corro amenazador alrededor de la mesa. "El gol se produjo fuera de tiempo", señaló Argilés, a pie de pista, argumentando, además, que Balic había tirado en infracción, puesto que dio dos pasos antes de realizar el lanzamiento de aquel golpe franco y eso es punible. "No creo que sea un robo con animosidad. Pero la decisión se toma de forma espantosa y eso dice muy poco a favor de un deporte moderno".
ESPAÑA 29 - CROACIA 30
España: Barrufet (Hombrados), A. Entrerríos (5), R. Entrerríos (2), Belaustegui (11), Hernández (2), Garabaya (1), Juanín (5,1 de penalti). Prieto (1), O'Callaghan, M. Ortega, Lozano (1), Juancho (1) e Iker Romero.
Croacia: Matosevic (Sola), Kaleb (2), Sulic (4), Dzomba, Valcic (4), Spoliaric, Metlicic (8). Balic (5), Vukas, Lackovic (3), Zrnic, Vori y Goluza (4, 3 de p.).
Árbitros: Urlich y Lemme, de Alemania.
5.000 espectadores en el pabellón de Liubliana.
A diferencia de lo que ocurre en el baloncesto, en balonmano un gol sólo es válido si el balón ha cruzado la línea de meta cuando suena la sirena. No es suficiente que el disparo se haya producido con anterioridad. Éste fue el argumento principal de la reclamación que minutos después del partido realizó la delegación española ante el comité de competición. La demanda española agrega otras dos circunstancias: que Balic lanzó tras dar varios pasos y, por tanto, lo hacía en falta, y que había jugadores dentro de la zona de los nueve metros española.
La derrota le llegó a España de la peor forma posible. Pero no escondió las lagunas psicológicas que todavía tiene este equipo en formación. De los jóvenes fueron los aciertos y los errores. De ellos fue la gloria de llegar empatados a un segundo del final ante los campeones del mundo, pero también a ellos hay que recriminarles que no tuvieran la consistencia mental suficiente como para rematar el partido cuando tenían cinco goles de ventaja (10-5) y Croacia no lograba encontrar el camino de la recuperación.
Sin embargo, en la segunda parte los croatas fueron capaces de demostrar los motivos que les llevaron a ganar en Portugal el año pasado. Tienen un líder, Balic, y eso marcó una diferencia sustancial. España lo tiene, en todo caso, en la portería. David Barrufet estuvo genial 59 minutos y 59 segundos. Su actuación permitió a España pensar en el triunfo y merecer el empate, pero se le puede achacar falta de concentración en la jugada clave: el lanzamiento de Balic no era imparable. "Ni me moví en el tiro final, porque estaba claro que el balón llegaba fuera de tiempo y porque no lo vi", dijo. Pero, aunque Belaustegui cogió el mando en los momentos difíciles, falta un director capaz de mantener la calma cuando todo se viene abajo, de lograr más consistencia defensiva, y de ordenar el juego bajo presión.
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