Despedida de Cascos
Leo con sorpresa, alivio y quizá algo de decepción la noticia de que Álvarez-Cascos deja la política. Sorpresa porque, dadas sus últimas actuaciones, era más de esperar que la política lo dejase a él, pero Álvarez-Cascos se le ha adelantado y se ha despedido antes. Alivio, porque por lo menos nos queda la tranquilidad de que no podrá provocar otro Prestige, y decepción, porque se va con unas medallas que no se merece, y no por la puerta de atrás y avergonzado, como debería salir uno de los ministros más déspotas de los últimos años.
No queda más que darle la enhorabuena, ya que ahora podrá esquiar y cazar siempre que le apetezca sin que nadie interrumpa sus descansos y provoque sus iras para contarle chorradas como que se está llenando de petróleo la costa gallega, que unos cuantos infelices se han muerto en un accidente de tren o las últimas estadísticas de los accidentes de carreteras.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.