Despedida de Cascos
Leo con sorpresa, alivio y quizá algo de decepción la noticia de que Álvarez-Cascos deja la política. Sorpresa porque, dadas sus últimas actuaciones, era más de esperar que la política lo dejase a él, pero Álvarez-Cascos se le ha adelantado y se ha despedido antes. Alivio, porque por lo menos nos queda la tranquilidad de que no podrá provocar otro Prestige, y decepción, porque se va con unas medallas que no se merece, y no por la puerta de atrás y avergonzado, como debería salir uno de los ministros más déspotas de los últimos años.
No queda más que darle la enhorabuena, ya que ahora podrá esquiar y cazar siempre que le apetezca sin que nadie interrumpa sus descansos y provoque sus iras para contarle chorradas como que se está llenando de petróleo la costa gallega, que unos cuantos infelices se han muerto en un accidente de tren o las últimas estadísticas de los accidentes de carreteras.