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Columna
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Abolengo

El panorama empresarial y político valenciano ha perdido con José Antonio Noguera de Roig una de sus figuras señeras. Es difícil encontrar una trayectoria como la suya. Capdavanter en las manifestaciones de la transición democrática. Estandarte de una familia significada en la evolución de la sociedad valenciana en el transcurso del siglo XX. Los Noguera empujaron, desde una incipiente plataforma burguesa, en la puesta al día de la actividad económica valenciana.

Tuvo intereses en la industria aceitera, en la transformación urbanística de Valencia o en los intentos por consolidar financieramente la Comunidad Valenciana. Los antecesores de Noguera de Roig estuvieron detrás de la refundación del Banco de Valencia como entidad autóctona y él mismo ocupó la primera presidencia del Banco de la Exportación. Fue presidente de la Cámara de Comercio muchos años, durante los que compaginó este cargo con la presidencia de la Feria de Valencia. Todavía hay empresarios que recuerdan los célebres discursos de inauguración de la Feria Muestrario, cuando Noguera de Roig dejaba oír su voz, a mediados de mayo, en unas alocuciones que marcaban época y recogían el sentir del mundo empresarial. Y esto tenía más valor porque se producía cuando nadie se atrevía a levantar la voz por encima del ensimismamiento del momento.

Corrían los años setenta del siglo XX. Era tiempo de cenas políticas, más o menos clandestinas, a las que asistía, junto con su hijo, su primo Álvaro, Emilio Attard, Vicent Ventura, Manuel del Hierro, Antonio Palomares, Joaquín Maldonado, José Antonio Perelló y un largo etcétera de personajes de los que lamentablemente no ha pervivido tan siquiera su talante de tolerancia y diálogo.

Ya con la democracia en marcha fue senador por designación real. Después iría perdiendo, primero la presidencia de la Cámara de Comercio frente a la candidatura de Rafael García Brun que contaba con el respaldo de las nuevas figuras influyentes de la patronal recientemente constituida. A alguien le pareció excesivo el liberalismo inequívoco de Noguera de Roig, por aquellos años vinculado a Unión de Centro Democrático. Presidió el Instituto Social Empresarial, heredero del Centro Escolar y Mercantil que crearon los jesuitas y que fue foro progresista de acción cívica.

Calculó mal sus fuerzas al ir por libre y empeñarse en ser independiente, posturas que no se perdonan en los ámbitos empresariales tardofranquistas con capacidad de decisión. Ante un clima laboral e ideológico tenso, Noguera junto con otros representantes del mundo económico de abolengo, optaron por quedarse al margen, convencidos de que su figura y su rango prevalecerían frente a las nuevas incorporaciones de advenedizos.

Por contraste con la burguesía catalana, plenamente consolidada en el siglo XX, en la sociedad valenciana no existen unos rasgos de identidad ni unos códigos de conducta que acoten los comportamientos de quienes desean ejercer poder, bien sea político o empresarial. Ha imperado el "todo vale", con un coste elevado para la cohesión y la estabilidad social. Noguera de Roig era uno de los grandes señores de Valencia. De los que influyen y se caracterizan por callar y escuchar mientras otros conspiraban y zascandileaban.

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