La cuesta de enero
Enero era un mes en el que la inflación se vigilaba con especial atención, dado que solía coincidir con la actualización de tarifas de precios administrados. Sin embargo, en el caso concreto de la economía de EE UU precisamente preocupa lo contrario: el reducido crecimiento de los precios. En las últimas semanas ha habido noticias que han calado en los mercados. Una de ellas fue el dato de inflación de noviembre que, contra todo pronóstico, registró una caída tanto en el índice general como en el índice que excluye los componentes más volátiles. Así, la inflación subyacente se situó ligeramente por encima del 1%. Igualmente, el deflactor de consumo privado subyacente, una de las medidas más vigiladas por la Reserva Federal, cayó por debajo del 1%. Otro aspecto ha sido el reciente discurso de B. Bernanke, un reconocido miembro del Consejo de Gobernadores de la Reserva Federal, en el que se incide en que la inflación, tras una tendencia descendente, no sólo se sitúa en niveles bajos, sino que está muy próxima a la banda baja de un rango que podría considerarse aceptable.
En un escenario de reactivación económica y recuperación del empleo, la inflación debería converger a su nivel tendencial
¿Por qué no se aprecian mayores tensiones en los precios a pesar de la reactivación? Los bajos niveles de inflación son el reflejo de un output gap aún bastante negativo, de una persistente debilidad del mercado de trabajo y de un fuerte aumento de la productividad que favorece la contención de los costes laborales. ¿Significa esto que no habrá un repunte de la inflación? En un escenario en el que el dinamismo promueva la desaparición de la brecha de actividad negativa y favorezca firmemente el empleo, la inflación debería converger hacia su nivel tendencial, esto es, por encima del 2%. Sobre todo teniendo en cuenta el actual contexto de aumento del precio de las materias primas, de depreciación del dólar y de la expansión de las políticas de demanda. Unas políticas que, en el caso de la fiscal, ha sido criticada en varios foros dadas las consecuencias negativas a que puede dar lugar en el medio y largo plazo. Con todo, es previsible que la recuperación de tasas más elevadas de inflación (reflación) sea paulatina. En términos de política monetaria, y dado el comportamiento asimétrico de la Reserva Federal respecto a la deflación y la reflación, ello se traduce en que los tipos se mantendrán estables en los próximos meses. Las subidas irán precedidas de signos evidentes de que la inflación va cuesta arriba.
Sonsoles Castillo es economista del Servicio de Estudios de BBVA.
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