Un temporero marroquí mata en una pelea a un vecino de Baeza
El alcalde pide calma para evitar un brote de xenofobia
Francisco Navarrete Moreno, de 22 años y natural de Baeza (Jaén), falleció la madrugada de ayer tras ser apuñalado durante una reyerta frente a la discoteca Albacara de su ciudad. El inmigrante marroquí M. K., de 26 años, fue detenido como supuesto autor del crimen. El alcalde, Javier Calvente (PP), pidió calma para evitar la xenofobia en un pueblo de 16.000 habitantes que acoge a cientos de inmigrantes en la campaña del olivar.
En muchos rincones de la localidad baezana afloraron ayer voces de repulsa y, en algunos casos, los sentimientos de ira hacia los temporeros magrebíes, a los que muchos consideran los más "conflictivos" de todos los inmigrantes que participan en la campaña de la aceituna y a los que responsabilizan del aumento de la delincuencia en las últimas semanas. Las muestras de consternación volverán a manifestarse en la tarde de hoy, cuando se celebre el entierro del fallecido, que trabajaba de albañil en la empresa constructora de su padre.
Los hechos que acabaron en tragedia se produjeron en la madrugada del viernes al sábado a las puertas de la discoteca Albacara. Por causas que se desconocen, se inició una pelea entre un grupo de inmigrantes marroquíes y otro formado por vecinos de la localidad. Francisco Navarrete recibió una puñalada a la altura del corazón y falleció al ser trasladado al hospital San Juan de la Cruz, de la vecina localidad de Úbeda. Su amigo E. J. J. H., de 20 años, recibió cortes en la cara y en una mano, mientras que otro ciudadano marroquí también sufrió lesiones menos graves.
No era la primera vez que el fallecido mantenía una discusión con sus agresores. Francisco, Fernando y José, tres de sus amigos, recordaron ayer que, durante la pasada Navidad, lo esperaron a la salida de la discoteca y le agredieron con palos y bates de béisbol. "Vinieron a por él, fue algo premeditado", comentaron los amigos de Francisco, al que todos conocían en Baeza como El Loco. Era un joven corpulento, que "siempre daba el primer paso para defender a sus amigos", según destacaron éstos ayer.
Detenido un marroquí
Apenas una hora después del suceso, la Guardia Civil detuvo a M. K., un ciudadano marroquí que se encontraba en Baeza con permiso de residencia trabajando en la recolección de la aceituna. No obstante, la investigación sigue abierta y no se descartan nuevas detenciones en las próximas horas.
Baeza, en el epicentro de la comarca olivarera de La Loma, es uno de los municipios con mayor número de inmigrantes en la campaña de la aceituna. La convivencia ciudadana y la acogida a los temporeros ha sido ejemplar en esta localidad, donde muchos voluntarios trabajan a diario en el comedor promovido por Cáritas para servir alimentos a los inmigrantes.
Son muchos los extranjeros afincados en Baeza y algunos incluso han formado familia en este municipio. A principios de la campaña oleícola se organizó un partido de fútbol-sala por la integración, con participación de vecinos del pueblo e inmigrantes de 14 países diferentes.
El alcalde de Baeza temía ayer que "todo ese esfuerzo por la integración se venga abajo ahora con este suceso desgraciado". Calvente señaló que el crimen ha aumentado las "reacciones de xenofobia" entre la población, pero hizo un llamamiento a la "sensatez y a la calma" para evitar nuevos incidentes.
Calvente admitió que durante la campaña de la aceituna han aumentado los pequeños hurtos, pero se congratuló de la ausencia de "incidentes graves", a pesar de que la población del municipio se ve incrementada.
"No soy racista, pero soy ordenado, y por eso pienso que a los magrebíes tienen que darles de comer sus países", indicó Lorenzo, un panadero amigo de la familia del fallecido, que lamenta los continuos robos que sufre, supuestamente, a manos de los temporeros extranjeros.
Algunos establecimientos baezanos tienen restringida la entrada a los inmigrantes, como en el bar La Moncloa, que intenta justificar la medida con un pequeño rótulo donde se lee "sólo socios". Pocos metros más allá, el bar El Parlamento es el principal refugio de los extranjeros, la mayoría de los cuales paseaba ayer, como cada día, por el pueblo.
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