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VISTO / OÍDO
Columna
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Polvorienta, blanca Luna

No me gustaría ir ya a la Luna, árida y fea: que manden a esa nueva colonia de Estados Unidos a los presos secretos de Irak y Afganistán, más los futuros apresados y desaparecidos. Después de todo, Australia fue un presidio, y Ceuta y Melilla eran y se llamaban presidios (Verne estuvo también en "el presidio de Ceuta", o su personaje, Matías Sandorff), antes de ser provincias españolas. Quizá la Luna sea una estrella más en la bandera americana. De todos aquellos viajes imaginarios, el que más me gustó fue Viaje a la Luna en un armario de luna, de Pérez Zúñiga, que murió hacia 1938, más bien republicano y antifascista. Un escritor cómico: olvidado. ¿Qué otra cosa se puede ser más que un escritor cómico? Tragicómico: como la vida misma. ¿Cómo voy a ir ni siquiera a Nueva York si hay dos guardias armados en el avión? Ochenta se están entrenando en España, y aprenden a disparar dentro de una cabina sin agujerear el fuselaje, cambiar la presión del aparato y caer todos al padre Océano. Cuarenta guardias civiles y cuarenta normales, vestidos de paisano, mezclados entre nosotros. Kamikazes. Bien, es su trabajo, pero no el mío. Otros países se han negado al disparate de Bush, algunas compañías aéreas han suspendido o van a suspender los vuelos para no tener esa obligación impuesta por el Zar de Tejas (¿usted escribe Texas? Yo, no. Ni Lleida, sino Lérida). Nosotros no podemos. Somos la última gran conquista de Estados Unidos antes de la Luna. Siento no viajar: Nueva York es un aire que se respira. Me dicen que últimamente ha sido contaminado por el miedo al terrorismo: con razones justificadas. Pero me temo que ese miedo sea miedo de Estado, como lo de los guerreros en los aviones: una creación, una prefabricación que se va acentuando cada día, a medida que algo no pasa. Reposar sobre el pánico ciudadano es una manera de asegurar los gobiernos en el poder: dicen la politología y la polemología que los pueblos votan lo establecido en situaciones de peligro. Creemos, pues, situaciones de peligro.

(Politología, sociología de la política; polemología, sociología de la guerra. Hay miles de libros sobre esos temas: ninguno acierta. Nueva York, un aire que se respira: paráfrasis de Paul Éluard, "Paris c'est un air qu'on respire": en la liberación. O quizá fue Louis Aragon. Igual: dos grandes comunistas).

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