Maragall nombrará a Joan Majó director de la radio televisión pública
La propuesta obtuvo ayer en el Consejo de Administración el apoyo de PSC, ICV y PP
El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, ha ganado el órdago lanzado el pasado lunes. No era un farol: el Consejo de Administración de la Corporación Catalana de Radio y Televisión acordó ayer proponer como nuevo director general al ex ministro socialista de Industria (1985-1986) Joan Majó, nombre propuesto por Maragall junto al de Jaume Ferrús, ex directivo de TV-3 en época de las mayorías convergentes. La candidatura de Majó contó con el respaldo de los consejeros del Partit dels Socialistes, Iniciativa per Catalunya y el Partido Popular.
Los consejeros de Convergència i Unió se ausentaron de la votación y el de Esquerra Republicana se abstuvo, dada su condición de diputado, incompatible con la de consejero. Los cinco representantes de CiU aseguran que abandonaron la reunión de ayer "para no verse manipulados". El convergente Miquel Reniu afirmó: "El procedimiento ha estado lleno de incorrecciones", y puso como ejemplo que supuestamente se ofreciera al periodista Joaquim Maria Puyal -candidato de los republicanos- el puesto de director de TV-3 antes de haber sido nombrado el director general de la corporación.
El consejero de ERC Carmel Mòdol no votó por incompatibilidad, pero su partido quiso hacer público un comunicado para expresar su protesta por "la falta de consenso" y reclamar nuevas consultas. Pero parece que nada de eso va a pasar. Anoche, el conseller en cap y líder de los republicanos, Josep Lluís Carod Rovira, puso punto final a esta especie de drama por entregas en la cúpula comunicacional. "En este asunto ya ha hablado quien debía hablar: el presidente de la Generalitat", dijo Carod Rovira.
De esta manera se cierra el primer capítulo de la que se prevé que será una novela de enjundia en esta legislatura y que bien podría llevar el título sugerente de Desencuentros en el tripartito.
Pero, con todo, el primer amago de crisis se ha saldado sin daños importantes, si no se sigue la senda de la torpeza política. De momento, ha habido final feliz para el joven Gobierno tripartito catalán tras el experimento patrocinado, dirigido y puesto en marcha por Pasqual Maragall el pasado lunes para poner en manos del Consejo de Administración la elección del nuevo director general, a lo que no está obligado por la actual legislación, pues le basta con informar al organismo.
La decisión, que supuso un acto de audacia para algunos, de temeridad para otros, del presidente de la Generalitat, llegó después de que su candidato para el cargo, Jaume Ferrús - ejecutivo de Mediapro y ex director de TV-3 durante los años de mayoría absoluta del pujolismo-, fuera rechazado por sus dos socios de Gobierno, ICV y Esquerra Republicana.
Ahora Joan Majó tiene el camino expedito. En los próximos días, el Gobierno catalán celebrará una reunión para hacer efectivo el nombramiento de Majó, que ha generado uno de los primeros desacuerdos del tripartito catalán.
Los máximos representantes de las tres formaciones políticas que integran el Gobierno de la Generalitat se han reunido en diversas ocasiones durante los últimos días con el fin de limar las asperezas en un asunto tan controvertido como la elección de la cúpula de la radiotelevisión catalana.
Maragall se ha entrevistado desde el pasado lunes dos veces con Josep Lluís Carod Rovira y el consejero de Relaciones Institucionales, el ecosocialista Joan Saura, para buscar consenso. Los republicanos defendieron, sin fortuna, la designación del periodista Joaquim Maria Puyal para ese cargo, mientras que para Iniciativa per Catalunya no importaba tanto el candidato como que no fuera el ex director de TV-3 Jaume Ferrús.
Reequilibrar la balanza
Lo cierto es que los integrantes del tripartito dejaron abierta la cuestión de quién debía ser el director general desde la génesis del tripartito. En el almuerzo que tuvo como escenario el domicilio del editor Xavier Folch el pasado mes de diciembre salieron nombres como los de los periodistas Josep Cuní y Joaquim Maria Puyal, y el gestor Josep Miquel Abad. Pero fue una declaración de principios y de buena voluntad mientras Maragall, Carod y Saura comenzaban a paladear el cosquilleante sabor del poder. Nadie pensaba entonces que los tiempos de desamor llegan inevitablemente. Pero parece que, de momento, el tripartito no se tambalea. Y con la elección de Majó ha cerrado filas. La justicia distributiva podría llevar a un candidato de ERC a dirigir TV-3 o Catalunya Ràdio.
El comité de empresa de Televisió de Catalunya aprobó ayer un manifiesto en el que reclama que los directivos y el Consejo de Administración no se sometan a las "presiones interesadas de sectores económicos" y que compartan los objetivos de servicio público. Según ha informado el comité de empresa del organismo audiovisual, los trabajadores piden que los órganos directivos no se sometan a las "presiones económicas que desde hace años pretenden desviar en beneficio propio la capacidad productiva de Televisió de Catalunya".
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