Almería con los dioses
Ahora que estamos redefiniendo el urbanismo de Almería, es de justicia hacer un hueco en la iconografía urbana a un dios, Neptuno, tan olvidado como importante para una ciudad que no deja de ser un regalo del Mediterráneo. Se impone pensar Almería desde el mar. Así lo han hecho Barcelona o San Sebastián.
Almería es una ciudad huérfana de referentes urbanos que le confieran personalidad. Falta en Almería crear un imaginario colectivo capaz de establecer la simbiosis necesaria entre ciudadanos y ciudad. Neptuno es un personaje mitológico y, sin lugar a dudas, los mitos también hacen ciudad, pueblo. Atenas y Roma no se conciben sin sus mitos, sin sus dioses lares, así como París, Londres o Praga sin sus referentes urbanos.
Almería está en deuda con el mar. De aquí la necesidad de buscar un espacio en el territorio urbano (Puerto, Rambla, Puerta Purchena) para el dios del mar: Neptuno. Su contemplación serviría, entre otras cosas, de recordatoria para que Almería jamás volviese a vivir de espaldas al ma.
Es inconcebible que una ciudad como Almería, con 200 kilómetros de litoral, se haya olvidado de erigir una estatua al dios del mar, y Madrid, por el contrario, tenga en Neptuno una de sus fuentes más emblemáticas, con el estanque del Retiro o el río Manzanares como máximo exponente marino.
El Mediterráneo es un mar mágico y culto. Civilizaciones como la fenicia, griega, cartaginesa, romana o árabe son testigos fehacientes de esta afirmación. Por esto, no podemos mirar a este luminoso mar sólo en términos económicos, ni mucho menos fronterizos, sino como un mar que nos comunica con nuestra memoria histórica.
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