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Reportaje:

Vuelve Freud

Científicos de EE UU desempolvan la teoría de la represión postulada hace un siglo por el creador del psicoanálisis

Javier Sampedro

En 1880, el médico vienés Josef Breuer dijo haber aliviado los síntomas de histeria de su paciente Anna O -su verdadero nombre era Bertha Pappenheim- por el simple procedimiento de hacerla recordar las experiencias desagradables que la mujer había sepultado más allá del alcance de su consciencia. El caso de Anna O fue el germen del psicoanálisis de Sigmund Freud (un amigo de Breuer), una teoría centrada en la tesis de que las memorias dolorosas son reprimidas de forma voluntaria hasta quedar sumergidas en un limbo mental subconsciente. ¿Verborrea freudiana?

El neurobiólogo Michael Anderson, al frente de un equipo de las universidades de Oregón y Stanford (EE UU), desempolva hoy en la revista Science la vieja teoría freudiana de la represión. Pidieron a 24 voluntarios que memorizaran 36 pares de nombres como "suplicio / rubio" o "vapor / tren". Luego introdujeron a los voluntarios en un escáner de resonancia magnética funcional, una técnica que permite ver qué zonas del cerebro se activan al ejecutar una tarea mental.

"Freud formuló ideas brillantes y disparatadas, y requiere valor revertir la tendencia censora"

Mientras los voluntarios estaban en el escáner, los investigadores les pidieron dos tipos de tareas. En la primera, les presentaban la primera palabra (por ejemplo, "suplicio") y les pedían recordar a su pareja ("rubio"). En la segunda también les presentaban la primera palabra ("vapor"), pero ahora les pedían no recordar a su pareja ("tren"), ni siquiera pensar en ella: un ejercicio de represión voluntaria.

El primer resultado es que la represión voluntaria funciona. Cuando, después de la prueba, se pregunta a los sujetos quién va con "suplicio", todos responden "rubio". Pero si se les pregunta quién va con "vapor", muchos no recuerdan "tren". Más aún: muchos no recuerdan "tren" ni siquiera cuando se les pide mencionar un medio de transporte cualquiera que apareciera en la lista.

El escáner revela que hay un grupo preciso de zonas cerebrales que no se activan durante la tarea de "recordar a la pareja", pero sí durante la tarea de "no recordar a la pareja". Estas zonas son los sustratos neuronales de la represión, y están en el córtex prefrontal, la parte del cerebro más anterior (situada encima de los ojos), que es la responsable de las funciones intelectuales más elevadas. Cuanto más se activan estas regiones, peor recuerda el voluntario la palabra reprimida durante el ejercicio.

Otra región llamada hipocampo, imprescindible para el almacenamiento de memorias, revela el comportamiento inverso: se activa más en la tarea de "recordar" que en la de "no recordar".

Se sabe que las áreas prefrontales están implicadas en el control consciente del comportamiento. Por ejemplo, si una fotocopiadora se está cayendo al suelo, nuestro primer impulso involuntario es poner el pie debajo. Sólo cuando se activa el córtex prefrontal podemos reprimir ese impulso estúpido. Anderson conjetura que lo mismo pasa en su experimento: la palabra "tren" está archivada en el hipocampo como pareja de "vapor", pero la actividad consciente del córtex prefrontal reprime al hipocampo y logra bloquear esa memoria.

Pero la represión freudiana no consiste en un mero olvido. Freud supuso que las memorias reprimidas persisten, aunque fuera de la consciencia, y por eso pueden afectar en secreto al comportamiento. ¿Es éste el caso? Anderson respondió ayer a este diario: "La mayoría de los neurocientíficos coinciden en que hay dos sistemas cerebrales de memoria, la explícita (o memoria consciente del pasado) y la implícita, que es cualquier tendencia a que la experiencia pasada afecte al comportamiento actual, sin que la persona sea consciente de ello. Por ejemplo, si al hacer un crucigrama das muy rápido con la respuesta "justicia", puede deberse a que ya habías oído esa palabra unas horas antes, aunque no lo recuerdes explícitamente. El miedo también puede surgir al oír un sonido que previamente ha sido asociado a una situación peligrosa, aun cuando la persona no recuerde aquella experiencia".

Anderson añade: "Mi objetivo no es validar todas las ideas de Freud, pero este trabajo muestra que la represión freudiana no es una idea vaga y fantasiosa, sino que puede entenderse mediante conceptos bien establecidos por la neurobiología".

¿Vuelve Freud? Matthew Erdelyi, un psicólogo del Brooklyn College de Nueva York que ha examinado a fondo si las ideas de Freud son compatibles con la neurobiología moderna, responde a este diario: "El péndulo dará la vuelta, pero esto será más evidente en la próxima década, a medida que los actuales mandarines de la psicología norteamericana vayan licenciándose. Freud formuló unas ideas disparatadas y otras brillantes, y Michael Anderson muestra un gran valor al revertir la actual tendencia censora".

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