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El BCE desoye a los políticos y mantiene los tipos de interés

Trichet reconoce la "excesiva volatilidad" del euro, que vuelve a subir

El Banco Central Europeo (BCE), desestimó ayer los llamamientos de los políticos a una bajada de tipos para hacer frente a la veloz apreciación del euro frente al dólar y decidió mantener el precio del dinero en el 2%. Muchos expertos esperaban un pronunciamiento contundente sobre la escalada de la moneda única por parte del presidente de la autoridad monetaria, Jean-Claude Trichet. No lo hubo, aunque sí reconoció la "excesiva volatilidad" del euro.

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El francés Trichet se limitó a afirmar que el Consejo de Gobierno del BCE "no gusta de una excesiva volatilidad". Tras la mensual rueda de prensa en Francfort, la moneda única volvió a apreciarse por encima de las 1,27 unidades de dólar.

La jornada había comenzado con un crescendo de voces que pedían, si no una bajada de tipos, al menos una clara señal de que este movimiento forma parte del arsenal con el que cuenta el BCE. Aunque en su mayoría proviniesen de los usuales partidarios de políticas monetarias que estimulen el crecimiento -el primer ministro belga, Guy Verhofstadt; el ministro de Economía alemán, Wolfgang Clement, o el premio Nobel de Economía estadounidense, Joseph Stiglitz-, todos estos llamamientos coincidían en que la demasiado rápida apreciación del euro está poniendo en peligro la reactivación económica.

"Nos estamos acercando a una zona en la que podría haber problemas", admitió también el comisario europeo de Comercio, Pascal Lamy, de visita en Berlín. Al apreciarse frente al dólar, las exportaciones europeas se encarecen y pierden competitividad, lo que afecta especialmente a economías exportadoras como la alemana. A lo largo de las últimas semanas, la moneda única se ha revalorizado cada vez más frente al dólar, batiendo un máximo tras otro. "El euro está sobrevalorado. Europa tiene que corregir las exageraciones de los mercados de divisas", afirmó en una entrevista con un diario alemán el economista Stiglitz, partidario de una bajada de tipos en al menos medio punto, hasta el 1,5%.

La argumentación del BCE, sin embargo, es otra. Trichet admitió que "el reciente desarrollo de los tipos de cambio tiene un efecto negativo sobre la competitividad de los exportadores de la zona euro". A renglón seguido, no obstante, aseguró que "por el momento, ello se compensa parcialmente con la continuada expansión de la demanda global". Es decir: si bien los productos europeos hoy día son más baratos, al mismo tiempo se están vendiendo más gracias a la reactivación internacional. De ahí que, según Trichet, "las exportaciones de la zona euro deberían seguir aumentando".

Acosado por las preguntas de los periodistas sobre los tipos de cambio, el presidente del BCE afirmó: "Es claro que la excesiva volatilidad y las excesivas turbulencias no nos gustan". Luego, durante casi media hora, reiteró una y otra vez que "el BCE, al igual que todos los demás bancos centrales, tiene interés en que haya estabilidad en los mercados de cambio, en particular, y en los mercados financieros, en general". Pero no dijo nada más, y los analistas se quedaron esperando la "intervención verbal" en el mercado de divisas que algunos habían pronosticado.

A la vista de todo ello, el euro volvió a apreciarse considerablemente en los mercados: si por la mañana cotizaba a 1,25 unidades de dólar, por la tarde de nuevo se negociaba a 1,27, una décima por debajo de su máximo absoluto de 1,28, alcanzado el martes.

Economistas como Stiglitz sostienen que el BCE tiene margen suficiente para bajar los tipos sin poner en peligro la estabilidad de precios, cuya salvaguarda es su principal cometido. De manera indirecta, Trichet confirmó ayer este análisis al reiterar que la inflación "a corto plazo" seguirá rondando el 2% (en diciembre fue del 2,1% en la zona euro), pero después cederá "en el transcurso del año". La estrategia del BCE es buscar un nivel de precios "cercano, pero inferior al 2%".

Uno de los primeros perjudicados directos de la apreciación del euro es precisamente el BCE, buena parte de cuyas reservas de divisas son dólares estadounidenses. El vicepresidente de la autoridad monetaria, Lucas Papademos, estimó ayer en 500 millones de euros las pérdidas que la autoridad monetaria registró por este motivo en 2003.

Jean-Claude Trichet.
Jean-Claude Trichet.

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