Nostalgia
Me sorprende la defensa que desde el primer columnista al último presentador hortera de la tele hacen de los Reyes Magos, estableciendo un extraño paralelismo entre la tradición de la vieja y culta Europa y la invasión yanqui con su superficialidad ridícula. Me recuerdan al cuento de Pere Calders en el que una familia tradicional catalana se ve sorprendida en Nochebuena por Papá Noel y eso genera un violento conflicto familiar, dado que la niña quiere la cocinita que le ha traído el viejo gordo de rojo. Al viejo gordo de rojo yo le tengo una consideración, yo y tantos padres que vivimos maternidades y paternidades después de un divorcio. Sin quererlo, Papá Noel facilitó el reparto del niño en estas fechas tensas, porque uno daba de comer a los renos o a los camellos, según los días que te tocaran. Tampoco me explico todas esas estampas en sepia que hacemos de nuestra niñez. Como si sólo los niños de antes tuviéramos inocencia. Es como esos que se dedican a predicar que la diversión sólo existió en los ya míticos años ochenta. Cuántas batallitas. Hay mucha vanidad en pensar que únicamente lo que nosotros vivimos mereció la pena, y también desconocimiento, porque si se tiene trato con niños, que es algo que conviene de vez en cuando, se verá que aparte de la pulsión consumista (que imitan de nosotros), la noche víspera de los regalos sigue siendo extraordinaria. Estos días he leído defensas encendidas del jugar a matar indios frente a matar superhéroes, de las muñecas aquellas con cara de muertas a estas de hoy que ya te vienen embarazadas. He leído también que los niños de ahora son insufribles. Bueno, Freud constata que lo fuimos siempre. Ay, esas añoranzas de cuando en la calle se tiraba una piedra en la cabeza al tonto o al torpe. Esas añoranzas deben venir del que tiraba la piedra, claro. Ay, ese responsabilizar a las criaturas del consumismo cuando no hacen más que imitar lo que se hace, ese abominar de los juguetes de hoy, cuando es lógico que pidan lo que sale en la tele. Los niños no son más que un calco de sus padres, con lo malo y lo bueno. En cuanto a la nostalgia, como dice un escritor querido: "Cualquier tiempo pasado fue anterior".
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