Cuando los Reyes apagan fuegos

No iban vestidos de Reyes Magos, pero a los niños hospitalizados en el hospital materno-infantil Gregorio Marañón, más conocido como la maternidad de O'Donnell, se les iluminó ayer la cara cuando les vieron entrar en sus habitaciones: eran 17 bomberos cargados de regalos. Los 17 profesionales, pertenecientes a los distintos parques de la Comunidad de Madrid, repartieron juegos educativos, peluches, muñecas estilo Barbie y coches de juguete, anticipándose así a la visita de los Reyes Magos. Celia, de cinco años y con problemas de estómago, se quedó con un oso de peluche. Juan Carlos, de 15, e ingresado con neumonía, prefirió un coche teledirigido. Carlitos, de 14 y con salmonelosis, también prefirió un vehículo de juguete.

La visita de los bomberos, que fue recibida en los pasillos por un grupo de enfermeras, revolucionó por unas horas el hospital. Los bomberos dejaron a los niños ponerse sus cascos. "La relación de los pequeños con los bomberos siempre ha sido muy especial. El 99% de los chavales que vienen a nuestros parques de visita sale diciendo que quiere ser bombero", explicó Joaquín López, uno de los voluntarios.

En el Gregorio Marañón hay hospitalizados unos 85 niños de hasta 16 años. Los responsables del centro han procurado que la mayoría de los chavales pase la noche de Reyes en casa. "Estas fechas son muy especiales y a todos los que podemos les damos de alta", admitió una enfermera.