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RAÚL LÓPEZ | Jugador de los Jazz de Utah | BALONCESTO | NBA

"Nuestro entrenador es la estrella"

Javier Casqueiro

A Raúl López no le pierde la prensa. Tampoco las anécdotas. Ni los detalles menores. No está por la promoción ni anhela utopías. Es tímido y nada vanidoso. Vive cómodo y satisfecho con la rutina de cada día: aviones, hoteles de lujo y pabellones gigantescos. Ha secundado a Pau Gasol (Memphis Grizzlies) en el circo de la Liga profesional norteamericana de baloncesto (NBA) y está siendo uno de los mejores novatos del curso en un Utah Jazz fuerte a pesar de la traumática marcha de sus legendarios Karl Malone y Jock Stockton. Después de 33 partidos, sus promedios son más que interesantes: 21 minutos por partido, 7,4 puntos, 4 asistencias. En diciembre, la lesión del base titular, el portorriqueño Carlos Arroyo, le permitió subir su cifra de minutos. Poco a poco comienza a recuperar la confianza perdida después de dos años de graves lesiones.

"No he notado nada especial en el salto a la NBA. No me gusta ni el 'circo' ni el 'marketing"
"Jerry Sloan no te deja respirar y no está para bromas cuando trabaja en los entrenamientos"
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Grande Raúl

En una competición que te lleva en cuatro días de Washington a Nueva York, a Boston y a la fría y apacible Salt Lake City no hay tiempo para perderse en el futuro. Al menos, para López, el base de Vic (Barcelona), de 23 años, parado en la temporada pasada por una lesión. Ahora es feliz. Ha cumplido su sueño de jugar en la NBA.

Su aclimatación está siendo sencilla por la situación peculiar de los Jazz tras la salida, después de 17 años, de la pareja que marcó una era: Stockton tomaba el balón en su terreno, lo conducía con su peculiar trote y buscaba cómo entregárselo a su amigo Karl Malone. Así sucedió en 1.400 partidos. A nadie le contrariaba en el Delta Center. Tampoco al entrenador, Jerry Sloan. Así se plantaron dos años en las eliminatorias finales.

Pero se fue Malone, en pos de un anillo de campeón con Los Ángeles Lakers, y se retiró Stockton. Sloan dio paso al banquillo. López era uno de los talentos por explotar. Algunos le apostaron a uno de los vicepresidentes del club, Kevin O'Connor, que serían el peor conjunto de la competición, con ocho victorias. El balance ya es de 17 por 16 derrotas. Los expertos consideran su juego como una dulce sorpresa.

López no quiere hablar de las especulaciones de los periodistas norteamericanos ni de la expectación en España. Apenas lee, dice, lo que cae en sus manos. Pero sí tiene su teoría de por qué están funcionando las cosas: "Era normal que, en principio, se nos viese abajo. No tenemos estrellas que marquen la diferencia individualmente y, como no salimos mucho en la televisión, somos más difíciles de identificar. Pero contamos con Jerry Sloan, seguramente el mejor entrenador en activo de la Liga. Es nuestra estrella".

Los especialistas señalan efectivamente a Sloan, de 61 años, los 16 últimos con los Jazz, como el origen de la excelente trayectoria del equipo, a pesar de sus carencias anotadoras como visitantes, la debilidade de los

pívots, la dispersión de Andrei Kirilenko y las prisas del base titular, Carlos Arroyo. Muchos retiraron al veterano entrenador en el verano. Fue cuando él pensó que tenía ante sí un reto divertido: lograr la transición con cinco novatos y sin Malone y Stockton, dos leyendas que entrarán en el Salón de la Fama del baloncesto.

El secreto de Sloan lo revela López con fe: "Le gusta entrenar, pero entrenar duro. ¿Qué quiere decir eso? Pues que te exprime, que es competitivo, que quiere sacar lo más posible de cada uno para que no se noten las bajas o las suplencias, que no soporta que no tengamos un espíritu ganador siempre. No te deja respirar y no está para bromas cuando trabaja". Tampoco le gustan las extravagancias: "El teléfono móvil está prohibido en el autobús y el vestuario. Vamos uniformados, sin turbantes ni muñequeras, con zapatillas blancas".

López elude cualquier protagonismo aunque el propio Sloan ha valorado cómo serena el ritmo cuando sube el balón. También rechaza conceder trascendencia a sus estadísticas. No se siente a gusto si es analizado o si se le pregunta por su vida privada, su restaurante italiano habitual, su coche 4x4 o lo que estudia su hermana menor, con la que vive. Tampoco hace conjeturas sobre "la ilusión" que le haría jugar con la selección española en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

Por ahora, sólo quiere seguir como va: entrar en la dinámica de los veteranos y no saltarse una siesta. Es el sexto jugador de la plantilla y el más querido, de lejos (62%), por los fans entre los suplentes. USA Today le colocó recientemente el noveno en una clasificación general según sus actuaciones y su salario, de 776.900 dólares anuales.

López siempre soñó con la NBA, pero sin obsesionarse. Desde luego, nunca quiso ser Stockton, del que valora "su larga trayectoria, pese a no disponer de una habilidad especial, y sus maneras reservadas y calladas". Él fue de Magic Johnson o Michael Jordan cuando eran los que brillaban. Tampoco ha conocido ni padecido el glamour o la histeria que persigue a los ases. "No he notado nada. No me gusta ni el circo ni el marketing. No somos el equipo que más vende y estamos en uno de los Estados más light", concluye el ex madridista.

Raúl López, en la rueda de prensa que concedió en 2002 para anunciar su marcha a la NBA.
Raúl López, en la rueda de prensa que concedió en 2002 para anunciar su marcha a la NBA.MANUEL ESCALERA

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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