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Reportaje:

Otra jardinería es posible

Ecologistas en Acción edita un manual con consejos sobre cultivos ahorrativos y respetuosos con el medio ambiente

Hay otra jardinería distinta. Tiene poco que ver con esa sobre la que tan primorosamente escriben paisajistas de gustos foráneos, en libros de hasta diez kilos de peso en papel de elevado gramaje -no reciclado- estampados con carísimas fotografías y que van dirigidos a un público, también exquisito, de alto poder adquisitivo. La otra jardinería tiene más vínculos con la horticultura que con el paisajismo; más con la escasez de agua de un país semidesértico, como España, que con las insaciables praderas ajardinadas de los telefilmes de Hollywood; más con los usuarios de un pequeño cuadrante de tierra junto a sus casas que con los propietarios de hectáreas convertidas en campos de golf irrigados con un caro e incontrolado caudal de agua. Es, sencillamente, la jardinería ecológica, que da título a un libro recién editado por la organización no gubernamental Ecologistas en Acción; puesto a la venta a diez euros en las librerías del ramo en papel, naturalmente, reciclado.

Una casa con jardín gasta hasta cuatro veces más agua que otra que no lo tenga

El libro ha sido coordinado por Luciano Labajos, madrileño nacido en 1955, jardinero desde hace 12 años en los viveros municipales de la Casa de Campo y enamorado de su profesión. Reúne textos de 15 autores más, publicados en la revista Quercus, que dirigiera Benigno Varillas y hoy rige Rafael Serra y que tanto ha hecho por crear conciencia ecológica en nuestro país.

El manual recién editado consiste en una suerte de prontuario, no por breve menos riguroso, "para descartar tantas prácticas que no tienen nada que ver con nuestra tradición jardinera", explica Luciano Labajos. "Hasta ahora, en Madrid, como escaparate de lo que sucedía en España, la jardinería se vio escorada hacia una estética que la relacionaba con la arquitectura y con el paisajismo", señala. "Pero tal relación -en la que, por cierto, nunca aparecía el jardinero de a pie- la ha llevado hasta el elitismo, al convertirla en una práctica para ricos cada vez más alejada de la realidad de un país como el nuestro, donde el agua escasea casi siempre y la sequía es un flagelo más frecuente de lo que quiere aceptarse".

El jardinero madrileño pone un ejemplo: "En 1994, Ecologistas en Acción hizo un estudio en 622 casas con jardín que confirmó que cada una gastaba entre el doble y hasta cuatro veces y media más de agua que los domicilios sin jardín". A su juicio, esas cifras han trepado mucho de entonces a hoy. "Por ello, carece de sentido seguir construyendo urbanizaciones con ajardinamientos en pradera, cuya sed de riego o bien degrada o bien agota los acuíferos".

El libro preconiza otro tipo de jardín que imite el ejemplo de los patios vecinales o los parques históricos, "con sus arbustos tapizantes y sus trazados respetuosos con el medio ambiente y con la cultura madrileña". Subraya la necesidad de riegos de bajo consumo; da orientaciones sobre creación de setos y cepellones; informa sobre podas; instruye sobre las herramientas a emplear y los tipos de plantaciones idóneas, así como normas sencillas para dotarse de un estanque irrigador, cuidar de la fauna, todo ello dentro de una escrupulosa atención a los delicados equilibrios ecológicos que rigen el despliege de la nauraleza, con especial atención al bastidor humano y social sobre el que se sustentan. "Un jardín histórico es tan importante como un parque natural, porque da claves de civilización que otorgan confianza y autoestima a quienes las aplican", dice Labajos. Del riego con agua reciclada de recintos históricos como el Retiro o el parque del Oeste, desde la depuradora de La China, destaca: "Con ser necesario, no es solución a largo plazo, porque acabará sofocando los ríos; además", añade, "todavía hay muy poca experiencia sobre sus efectos químicos en plantas así regadas".

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Remarca otro caso: "Decenas de miles de personas ponen árbol de Navidad en sus casas; de cada cien de esos árboles, únicamente se reciclan cinco. Los demás se cultivan para apenas 15 días, y luego, se acabó", comenta. "Especies autóctonas, sobre todo pinos y abetos como el pinsapo, tendrían un reciclaje sencillo tras su uso navideño".

En Madrid hay un millar, aproximadamente, de jardineros integrados en empresas públicas. Una tercera parte son mujeres. La incorporación femenina surgió hace una década, cuando se jubilaron decenas de veteranos en el sector. Algunos expertos destacan que muchos de aquéllos aplicaban técnicas jardineras devastadoras como podas severas, más propias para frutales que para árboles de alineación o de sombra. Labajos rebate la supuesta falta de cualificación de los empleados madrileños con este argumento: "Son los técnicos los responsables de las grandes decisiones, no los jardineros de a pie, que carecen de autonomía para decidir ellos".

Los autores de Manual de jardinería ecológica creen nefasta la generalización del empleo de turba, sustrato fósil que se importa de los países bálticos. "Destruye texturas labradas durante siglos", dice Labajos, que, pese a todo, muestra confianza en que la sensatez ecológica prevalezca frente a una tecnificación mercantil "que hace peligrar la diversidad vegetal y amenaza al tan querido mundo de los jardines".

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