Dinero alfombrado
Una empresa manufactura 14.000 metros cuadrados de esterillas de lujo
Si alguna vez tiene la suerte de pasear por los pasillos del Teatro Real de Madrid puede que sienta que el suelo se convierte en una especie de oveja mullida. Si mira hacia abajo verá que se encuentra sobre una lujosa alfombra, decorada y enorme, realizada a mano al estilo de principios del siglo XX. El origen de esta alfombra y de otras similares está en Granada. La alfombra es producto de la empresa Alfombras Artesanales La Alpujarreña, con sede en La Zubia, un pueblo en la falda de Sierra Nevada.
El gerente de la empresa, Félix Losada, explica que la producción de la empresa en 2003 es de 14.000 metros cuadrados de alfombra al año, 2.000 metros más que en 2002. Un 50% va a edificios de lujo, como el Hotel Ritz, el Palace, el Congreso de los Diputados, el Palacio de la Magdalena, en Santander, la embajada de España ante la Unesco, la Residencia de Estudiantes, multitud de paradores nacionales...
Datos de interés
Dirección
Calle García Lorca, 30 La Zubia (Granada) Teléfono: 958590163
www.alpujarrena.com
Empleados
40
Facturación
1,5 millones
de euros al año
Producción
14.000 metros cuadrados de
alfombra al año
La Alpujarreña ha creado alfombras para el Teatro Real, el Ritz y edificios oficiales
El otro 50%, según Losada, va a particulares, que a través de decoradores y tiendas de muebles de élite, contactan con la empresa. El precio de las alfombras oscila entre los 200 euros el metros cuadrado hasta más de 1.000 euros por metro.
La producción de alfombras crece un 20% al año desde 1995. En 2003, la facturación ascendió a 1,5 millones de euros. "Es poco para una empresa, pero no si se tiene en cuenta que somos una empresa artesanal y que todo se hace a mano", señala Losada. En La Alpujarreña trabajan unos 40 empleados (la mayoría mujeres).
La historia de la empresa comienza en 1922, cuando un pintor granadino unifica varios telares de la zona en La Alpujarreña. Las alfombras, de origen musulmán, acumulan siglos de historia en la provincia. La prueba es que en el siglo XIII aparece un tipo de alfombra especial elaborada con el llamado nudo alpujarreño. Los telares de La Alpujarreña estaban especializados en el nudo alpujarreño, pero a mitad de siglo comienza a hacer también el nudo turco, que es más lujoso y permite combinar más colores. "El nudo turco es el más lujoso, hay que hacerlo íntegramente a mano y permite diseños más complejos que los del nudo alpujarreño", explica Losada.
Los telares sobre los que se tejen las alfombras son los mismos que a principios del siglo XX. Están situados en una nave de 4.000 metros detrás de la sede de la empresa, una casa tradicional de la zona. Los telares son de madera y se nota su aspecto añejo. Miden más de 20 metros de largo. Allí las mujeres pasan de un lado a otro de las cuerdas la lana coloreada. Abajo, un enorme cilindro de madera va enrollando la alfombra.
Para mantener las alfombras de nudo turco, La Alpujarreña incorporó hace cinco años el llamado tufting manual. Es una imitación del nudo turco y la alfombra no se hace íntegramente a mano. Una pistola guiada por un empleado inyecta la lana sobre la lona que sirve como base.
"Los encargos de alfombras de nudo turco no son suficientes para mantener la empresa, gracias al tufting podemos mantener los telares aunque no haya muchos encargos", señala Losada. Y añade: "Hay gente que quiere un picasso y gente que pide una imitación porque es más barata y decora igual. Para mantener el negocio de los picassos, nos pusimos a hacer imitaciones. Es la misma diferencia entre una alfombra con nudo turco y una de tufting".
Antes de llegar al telar, la alfombra pasa por un cuidadoso proceso de diseño. La empresa tiene un equipo de diseño que recibe encargos de lo más variopinto: desde un elepé del grupo REM para una discográfica, hasta un dibujo de García Lorca o el escudo de la Junta de Andalucía.
Además de los encargos, los diseñadores de La Alpujarreña también diseñan colecciones contemporáneas. Losada explica la tendencia: "Ahora se llevan las alfombras minimalistas, con colores suaves y diseños sencillos". Pero en la larga historia de la empresa ha habido muchos estilos. Losada muestra la colección de alfombras cubistas de la década de los años treinta, o la colección de mitad de los noventa, basada en el Art Déco.
La empresa tiene un equipo de diseño que, a mano, dibuja sobre un papel y a tamaño real el diseño de la alfombra. Este papel luego se coloca sobre el telar y sobre él se teje la alfombra. La empresa consume unos 60.000 kilos de lana al año. La lana llega blanca. La Alpujarreña tiene un departamento para tintar la lana.
La empresa se fue a pique en los años setenta, cuando aún era propiedad de los descendientes de los fundadores. El Instituto de Fomento de Andalucía (IFA) la adquirió para evitar el cierre. Losada trabajó como gerente hasta que, en 1994, el IFA decide vender la empresa. Losada hizo una oferta y se quedó con ella. Desde entonces los beneficios no paran de crecer. Ahora, cuando un hotel, un decorador de lujo o una cadena de muebles piensa en alfombras, piensa en La Alpujarreña. Aunque mucha gente de Granada no lo sepa.
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