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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Año de recuperación

El año 2003 ha sido bueno para el mercado de valores. Es una afirmación fácil cuando se comprueba que el Ibex 35 se ha revalorizado el 28%, que todas las empresas del Ibex han ganado cotización -salvo Inditex-, que el volumen de contratación se ha situado en torno a los 500.000 millones de euros y el índice general se aproxima a toda velocidad a los 8.000 puntos. La Bolsa española, como el resto de las europeas, ha leído con atención las expectativas de recuperación económica y ha dictaminado que durante 2004 mejorarán las tasas de crecimiento y empleo en España y en Europa. Más allá del tópico que califica a la Bolsa como indicador avanzado del crecimiento económico inmediato -resulta espectacular el contraste entre las dificultades de la economía alemana y la revalorización del 37,08% de la Bolsa de Francfort-, es muy probable que los inversores interpreten también que en el ejercicio 2004 remontarán el vuelo los beneficios de las empresas del área euro y se vuelva a vivir un año de prosperidad en los mercados.

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Otros indicadores de detalle son menos favorables y, en algunos casos, revelan grietas importantes de carácter estructural en el edificio bursátil. Es significativa la ausencia de salidas de empresas a Bolsa, porque viene a confirmar que el mercado español es -siempre en términos relativos- poco representativo de la economía española. La presencia de las cinco o seis grandes empresas nacionales, bancos incluidos, mueve el 70% de la contratación. Debería ampliarse la base empresarial de la Bolsa española.

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Si hubiera que expresar un deseo financiero para 2004 sería, sin duda, el de que no volvieran a repetirse operaciones tan oscuras y sospechosas como las que se movieron en torno a constructoras como Metrovacesa o Dragados, o en la OPA sobre Terra, todas ellas de espaldas a los pequeños inversores, que siguen siendo los invitados de piedra en este mercado. El ejercicio que termina ha sido el de la aprobación de la Ley de Transparencia, una norma excesivamente confusa que no ha producido hasta ahora los beneficios esperados. Sería de desear que durante el año próximo la Comisión Nacional del Mercado de Valores se esfuerce un poco más en la tarea de imponer una transparencia efectiva en las transacciones. Para que los pequeños inversores se animen a participar activamente en el convite.

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