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Reportaje:FÚTBOL | La sede del Campeonato del Mundo de 2010 se decidirá en mayo

El turno de África

Suráfrica, favorita, y Marruecos parten con ventaja sobre Túnez, Libia y Egipto

"Si se celebrase en Marruecos, sería como si se desarrollase en Andalucía. La repercusión económica sería enorme". Saad Kettani, de 53 años, el presidente del comité de la candidatura marroquí para acoger el Mundial de fútbol de 2010 no duda en resaltar las ventajas que tendría para España la designación de su país como sede.

Al otro lado del Estrecho, algunos hombres de negocios también están convencidos de que podrían sacar tajada edificando estadios y hoteles. No en balde el ministro español de Fomento, Francisco Alvárez Cascos, viajó en septiembre pasado a Rabat, al frente de una delegación de empresas constructoras, para resolver los contenciosos pendientes y permitir su vuelta a Marruecos, de donde se retiraron hace años.

Rabat recuerda que la sede marroquí supondría para España buena parte del negocio

Rabat obtuvo sin dificultades el respaldo español a su candidatura. El presidente del gobierno, José María Aznar, así se lo manifestó en junio, en Quintos de Mora (Toledo), a su homólogo marroquí, Driss Jettu. Se ofreció incluso a hacer gestiones con Argentina, Brasil, Costa Rica o Paraguay para que brinden su apoyo.

Después de Aznar, intervino Jacques Chirac. Apabullante, el presidente francés proclamó, en octubre, en Fez: "Haré todo lo que esté en mi poder para que Francia ayude a Marruecos a organizar la próxima Copa del Mundo".

Falta le hacen a Marruecos estos apoyos incondicionales de sus dos principales socios europeos. La cita de 2010 será la primera en África. Así lo decidió la FIFA. Pero dentro de ese continente tiene a un gran rival, Suráfrica, y a otros tres de menor rango: Egipto, Túnez y Libia.

Suráfrica perdió ante Alemania por un punto la votación para ser elegida con vistas a 2006 y parte ahora como favorita. "Tenemos mejores estadios, mejores infraestructuras y mejores redes de telecomunicaciones que cualquier otro aspirante, por lo que no necesitamos recurrir a trucos sucios", suele explicar Irvin Khoza, el presidente del comité surafricano. Posee además al carismático Nelson Mandela, que viajó a Suiza para defender su candidatura.

Por si esto no bastase, Pretoria podrá contar probablemente con los sufragios de los miembros anglosajones de la ejecutiva de la FIFA, de los subsaharianos -Camerún, Botsuana y Mali, que secundaban a Nigeria hasta que se retiró- e incluso de Brasil, cuyo presidente, Luiz Inácio Lula, no ha debido de ser sensible a las recomendaciones españolas.

Los otros tres pretendientes del Norte tienen menos bazas porque cuentan con escasos apoyos, sus infraestrucuras son más deficientes y, en el caso de Túnez y Libia, barajan el proyecto de fusionar su candidatura, algo que la FIFA no ve con buenos ojos. No en balde el reparto del Mundial de 2002 entre Japón y Corea del Sur disparó los gastos de la organización.

Será, en principio, el 20 de mayo, mientras se festeje en París el centenario de la FIFA, cuando se elija el escenario tras haber estudiado los informes técnicos que de los grupos de inspección. Serán probablemente necesarias dos vueltas y en la segunda, que podría disputarse entre Suráfrica y Marruecos, el sufragio árabe se inclinaría a favor de este último.

Como Suráfrica, Marruecos ya presentó su candidatura en otras ocasiones -para organizar los Mundiales de 1994, 1998 y 2006-, pero fracasó estrepitosamente. Saad Kettani, el banquero designado por Mohamed VI para conseguir el de 2010, confía en que esta vez no suceda lo mismo.

Es verdad que Suráfrica tiene "la ventaja de haber perdido por los pelos" la anterior votación, reconoce Kettani, "pero hemos preparado una candidatura sólida como el cemento armado".

Ésa debió de ser también la impresión de los inspectores que en octubre evaluaron las posibilidades de Marruecos de organizar la Copa. Jan Peeters, el belga que encabezaba la comisión técnica, declaró en Marraquech, al término de su gira, que se iban "gratamente sorprendidos" por lo que habían visto. "En todos los lugares en los que hemos estado se está construyendo, lo que demuestra que los marroquíes tienen la voluntad de salir airosos de este desafío", añadió. Se confesó, por último, "impresionado por la movilización del conjunto de los ciudadanos" para secundar la candidatura.

En Ciudad del Cabo, al concluir en noviembre la visita a Suráfrica, Peeters, en cambio, enmudeció. "Desgraciadamente", explicó a la prensa, "hemos recibido instrucciones de la ejecutiva de la FIFA que nos impiden comunicar nuestras impresiones y opiniones". ¿Se excedió en sus comentarios sobre Marruecos y se le conminó a que guardase silencio en su siguiente etapa?

Para Marruecos y también, aunque en menor medida, para Suráfrica, la designación por la FIFA equivaldría a un auténtico plan Marshall. El Mundial será, sin duda, el mayor negocio jamás emprendido en el continente africano.

"Una inversión de unos 2.150 millones de euros", asegura Kettani, "generaría un valor añadido de 4.000 millones e ingresos fiscales por valor de unos 1.000 millones". "Supondría un crecimiento adicional del PIB de un 3%", prosigue; "se crearían entre 300.000 y 400.000 empleos".

"El principal lastre marroquí son sus estadios", admite Kettani. Sólo tres, en Casablanca, Rabat y Fez, corresponden a las normas de la FIFA, pero se proyecta construir al menos otros tres, en Tánger, Marraquech y Agadir.

Más desarrollado y con menos necesidad de invertir en infraestrucuras -sólo prevé desembolsar 207 millones de euros-, el impacto económico en Suráfrica sería menor. Aun así, su ministro de Deportes, Ngconde Balfour, prevé que se crearían unos 160.000 puestos de trabajo.

Más allá de las cifras, Kettani sostiene que la elección de Marruecos tendría un alto significado político. "Sería un espaldarazo a un país musulmán en el que se practica un islam tolerante", afirma; "permitiría también demostrar al mundo que musulmanes y cristianos [buena parte de los espectadores serían europeos] pueden reunirse para disfrutar juntos de un mismo espectáculo".

"Obtener el Mundial de 2010", escribe el semanario Le Reporter, de Casablanca, "es proporcionar al país siete años de trabajo a destajo (...). Es reducir drásticamente las cifras de desocupados que recluta el integrismo violento (...). Es decidir colocarle en el camino de la modernidad y del progreso".

<i>On veut, on peut! (¡Se quiere, se puede!), </i>eslogan del cartel marroquí.
On veut, on peut! (¡Se quiere, se puede!), eslogan del cartel marroquí.
Saad Kettani.
Saad Kettani.

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