Voz de las iraníes
Shirín Ebadí, la primera mujer musulmana que obtiene el Premio Nobel de la Paz, instó a todas las mujeres del mundo islámico a ver en el galardón un aliciente para luchar por la igualdad de derechos. A sus 56 años, esta iraní que fue también la primera juez de su país, utilizó la ceremonia de recogida del premio para presentarse sin velo y desafiar al régimen de los ayatolás, que la obligaron a abandonar su carrera. Su discurso, sin embargo, arremetió, sin nombrarlo, contra Estados Unidos por "utilizar los acontecimientos del 11 de septiembre" para violar los derechos humanos.
Nobel de la Paz por sus esfuerzos a favor de la democratización y los derechos humanos, y por su compromiso a favor de los derechos de las mujeres y los niños, Ebadí criticó duramente la doble moral occidental y el doble rasero con que actúa el Consejo de Seguridad de la ONU, que durante 35 años ha emitido numerosas resoluciones contra la ocupación israelí de los territorios palestinos, pero no ha hecho nada para cumplirlas, mientras que en el caso de Irak ha facilitado incluso la ocupación militar.
El mayor azote del régimen de los ayatolás en el terreno legal, Ebadí no hizo caso a las advertencias del Gobierno que le exigían que acudiera a Oslo con la cabeza cubierta y que no diese la mano a ningún hombre. La amordazada prensa iraní se hizo eco de su discurso, pero no publicó ninguna foto de esta mujer menuda de voluntad de acero.
Defensora de presos políticos iraníes -ella estuvo encarcelada un mes en 2000-, Ebadí criticó también el encierro en la base norteamericana de Guantánamo, en Cuba, de cientos de capturados en Afganistán a los que no se aplican las convenciones internacionales de Ginebra.
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