El hacedor de reyes catalán

De Josep Lluís Carod-Rovira (Cambrils, Tarragona, 1952) guardará para siempre grata memoria el amplio universo del progresismo catalán por ser el político que sacó a Esquerra Republicana (ERC) de la órbita del nacionalismo conservador, en la que una endiablada coyuntura política le había metido en 1980.

Él ha sido quien ha ejercido sin titubeos, con autoridad indiscutida, la función de kingmaker lograda para su partido el 16 de noviembre en las urnas. Y lo ha hecho para sacar a la derecha catalana del poder en el que llevaba 23 años instalada; para colocar a un socialista, Pasqual Maragall, en la presidencia de la Generalitat, y para alumbrar un gobierno de coalición de toda la izquierda catalana.

Ni que decir tiene que esto le ha convertido automáticamente en un maldito para los pujolistas. Hasta hace dos semanas, el delfín de Pujol, Artur Mas, soñaba en que Carod, secretario general de Esquerra desde 1997, iba a perpetuar a CiU en el Gobierno de la Generalitat. Pensaba que repetiría lo que en 1980 hizo Heribert Barrera, a la sazón líder de Esquerra, ante una situación parecida, aunque no idéntica. Barrera también actuó en aquella ocasión como kingmaker. Y lo hizo en favor de Pujol, aunque para ello tuvo que entregar a la derecha los 14 escaños de ERC en un parlamento en que los diputados de PSC, PSUC y ERC sumaban 72, cuatro más que la mayoría absoluta.

Esta historia es lo que da más valor a la decisión de Carod, si cabe. Pero este licenciado en filología que anda metido en política desde sus 16 años, tiene muchas otras condiciones para ser un maldito de las derechas. Puede decirse que lo tiene todo. Es un independentista. Es un republicano. Dirige un partido que cuenta en su haber con hitos como el de haber proclamado la república en 1931, y tiene por anagrama el triángulo masónico. Por si cupieran dudas, en el debate parlamentario para la investidura de Maragall equiparó el lunes la salida de la logia con la salida de misa de doce, del mercado o del gimnasio.

Ahora es conseller en cap del gobierno catalán y ha de demostrar si además de político valeroso, líder consecuente y orador eficaz es también un buen gestor.