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Crítica:CHRYSLER CROSSFIRE 3.2 V6 18v. AUTOMÁTICO | PRUEBA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un biplaza de diseño con mecánica Mercedes

Es la reinterpretación del Mercedes SLK según Chrysler y destaca por su originalidad estética. Este deportivo americano con mecánica europea se llama Crossfire y es un biplaza de diseño que aprovecha la base mecánica del SLK, pero la viste con un traje elegante y deportivo que constituye su principal seña de identidad. Sin embargo, tiene unos precios excesivos que le sitúan en inferioridad frente a otros rivales modernos como los Nissan 350Z y Mazda RX-8.

Línea de fusión

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Deportividad dulcificada

El Crossfire es un coche de sinergias que representa el primer fruto de la unión entre Chrysler y Mercedes. Comparte la mecánica del SLK, pero sin el techo metálico retráctil. Y fusiona en la línea conceptos de varios coches, incluido algún competidor. Por delante tiene toda la elegancia de los deportivos de Mercedes, con una parrilla de láminas horizontales y unos faros que reinterpretan el frontal de la marca de la estrella. La escasa altura de la carrocería, combinada con una cintura ascendente con mucha chapa y poco cristal, unas branquias detrás de las ruedas delanteras y unas llantas enormes, proporciona la imagen sólida y poderosa de los mejores deportivos. Y la zaga lleva la zona de las aletas ensanchada y un capó descendente y abombado que integra un pequeño cristal ovalado y parece inspirada en el Audi TT. Además incluye un alerón que se despliega a 90 km/h.

El diseño del conjunto resulta especialmente llamativo y seduce a primera vista porque integra con clase deportividad y elegancia. Pero sacrifica la aerodinámica (CX: 0,37), y la ausencia de marcos en las ventanillas provoca ligeros fallos de ajuste que se aprecian en la sonoridad.

Pequeño y algo austero por dentro

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El diseño exterior del Crossfire condiciona el interior, con un habitáculo bajo y un poco agobiante. Además aprovecha muchos componentes del veterano SLK, como el salpicadero, la mayoría de los mandos y otros detalles. Y aunque utiliza materiales diferentes y plásticos en varios tonos, acusa el paso de los años. Está correctamente acabado y tiene un aspecto vistoso, pero el ambiente es algo austero, sobre todo en la consola central y la zona de la guantera. En cambio, los dos asientos delanteros son amplios y cómodos, y ofrece algunas zonas para dejar objetos, como un apoyabrazos hueco, redes en las puertas y un posavasos retráctil oculto en la zona del freno de mano. En cambio, el maletero es pequeño, aunque tiene unas formas muy aprovechables y un portón que permite cargar hasta el techo.

Por lo demás, las suspensiones ofrecen un buen compromiso entre estabilidad y confort, y junto a una mecánica exquisita permiten viajar a buen ritmo disfrutando su calidad sin acusar el cansancio.

Un motor y dos cambios

El deportivo de Chrysler se vende sólo con el motor 3.2 V6 18v. de Mercedes, que tiene 218 CV. Pero está disponible con dos cambios, un manual de seis marchas (44.930 euros) y un automático secuencial de cinco (46.615). Los dos tienen unas prestaciones brillantes, aunque no espectaculares, pero con unos precios exagerados para lo que ofrecen, y son más caros que otros rivales similares mejor dotados. Y aunque el Crossfire aporta la calidad mecánica de Mercedes y un buen equipamiento de serie, no se justifican. Al menos incluye de origen cuatro airbags, ABS, control de estabilidad ESP, climatizador dual, asientos eléctricos y calefactados de cuero, radio CD con seis altavoces y control de velocidad de crucero. Pero, teniendo en cuenta lo que cuesta, se echan en falta otros detalles que vienen de serie en coches más asequibles, como ordenador de viaje, airbags de cortina, sensores de lluvia y conexión automática de faros...

Conclusión

El Crossfire es un deportivo sin concesiones que prima la estética con un diseño atrevido y diferente. Ofrece lo mejor de los Mercedes en calidad mecánica, suavidad y precisión, con un tacto refinado y un comportamiento eficaz y seguro. Pero tiene unos precios exagerados que no se equilibran con su completo equipo de serie.

El frontal alargado y la zaga recortada definen la línea del Crossfire, un cupé de imagen deportiva y original. La elegante parrilla y las formas abombadas de las aletas y el capó trasero realzan su personalidad.
El frontal alargado y la zaga recortada definen la línea del Crossfire, un cupé de imagen deportiva y original. La elegante parrilla y las formas abombadas de las aletas y el capó trasero realzan su personalidad.CÉSAR LUCAS ABREU

AL DETALLE

- PRECIOS EXCESIVOS

El Crossfire tiene unos precios demasiado altos que lo convierten en un deportivo artificialmente exclusivo. Sólo el Audi TT 3.2 V6 presenta unas tarifas similares (600 euros menos), pero incluye el cambio DSG con dos embragues, que es el secuencial más avanzado del mercado y mucho más rápido y eficaz que el del Chrysler.

Las diferencias aumentan hasta 5.600 euros si se compara con el Nissan 350Z, suben a casi 9.000 euros con el Mazda RX8 y llegan a 12.000 euros en el Alfa GTV. El primero cuenta con un motor más potente, unas prestaciones superiores y un equipo de serie similar. El Mazda tiene una velocidad algo inferior, pero puede alojar a cuatro personas y viene mejor dotado de serie (navegador con DVD). Y el Alfa, aunque es más rápido, está peor equipado, sobre todo en seguridad (tiene sólo dos airbags), pero cuesta mucho menos.

- VISTOSO, PERO JUSTO EN ESPACIO

El interior del Crossfire es una copia del Mercedes SLK, con quien comparte prácticamente todo el salpicadero, los mandos y muchos detalles más. El Chrysler presenta una resolución más vistosa y utiliza plásticos más coloristas para conseguir un toque más alegre. Pero el diseño, con trazos rectos, y la consola, demasiado convencional, no están a la altura exigible para tratarse de un deportivo de última generación y crean un ambiente algo austero y superado. Además, como la carrocería es muy baja, tiene un acceso incómodo y exige agacharse mucho. En cambio, los asientos de piel son atractivos, cómodos y sujetan bien en las curvas. Pero el espacio interior es muy justo, no cuenta con banquetas traseras ni siquiera para una emergencia y hay pocos huecos para objetos: sólo un cofre en la consola del freno de mano, perchas y poco más.

El diseño de la carrocería condiciona también la capacidad del maletero, bastante limitada (215 litros), pero sirve para el equipaje del fin de semana y cuenta con un portón muy práctico que facilita la carga. Además, la zaga del Crossfire tiene un aire retro muy peculiar en el que destaca el tamaño reducido de la luneta, las salidas dobles de los escapes en el centro y el alerón desplegable integrado sobre el capó.

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