Pseudo cocinera
Desde luego la desvergüenza no tiene límites. En una ocasión escribí un artículo dedicado al intrusismo gastronómico, y que titulé tal cual acaban de leer. En ese escrito, para los que no lo leyeron, en esencia decía, que el boom que en los últimos años ha experimentado la culinaria española ha dado lugar a la creación de un movimiento gastronómico que se ha convertido ya en un asunto crematístico de una manera clara y tangible. Y, claro, ello ha dado lugar a la especulación. Así, algunos elementos, por lo general del desvergonzado mundo del famoseo boñigo, nada más alejado, alejadísimo, de llamarse profesional de los fogones, oportunistas que no tienen ni la más remota idea de qué es o cómo es una cocina, se han querido aprovechar ayudados de su "familla", metiéndose de lleno en el mundo culinario sólo y exclusivamente para obtener pingües beneficios; no, ni muchísimo menos, para contribuir a engrandecerlo, si no todo lo contrario, con esa práctica no hacen sino perjudicar muy seriamente a un sector, el de la culinaria española, cuya expansión ha sido tan significativa y determinante en los últimos años que ha logrado, gracias al tremendo esfuerzo de todos sus verdaderos profesionales, convertirse en la primera potencia mundial.
Pues bien, dado que este tema, lejos de mitigarse, aumenta de manera considerable, no tengo más remedio que volver a reafirmarme, una vez más, en este asunto con el que ciertas caras duras quieren enriquecerse a costa de este digno sector. Lo último, que clama al cielo, ha sido la publicación de un libro de cocina, supuestamente escrito por Isabel Pantoja, con el arrogante y nada modesto título de Recetas con arte, en un alarde de total irrespetuosidad hacia esas mujeres y hombres dedicados en cuerpo y alma a la cocina, con cuya actividad se ganan dignamente la vida, para irrumpir, por la cara y desacreditadamente, en el mundo del arte culinario -repito y con mayúsculas Arte Culinario-, que siempre ha sido y es un gremio serio y reputado, y que ahora, con el intrusismo por parte de algunos famosos como la Pantoja, corre el riesgo de dejar de serlo.
El libro, lleno de sandeces y majaderías, que por tamaño despropósito no me queda más remedio que citar alguna y ponerles un ejemplo del total desconocimiento que tiene esta señora sobre algunos clásicos de la cocina de nuestra querida Piel de Toro. De no ser que quiera dar un "toque personal", entre otras tantas aberraciones, se refiere a la receta de la tortilla de camarones -por cierto, un plato indiscutible y eminentemente natural de la gaditana isla de San Fernando-, que la "pseudo cocinera", sin arte ni parte, nada más apartado de la realidad, y en una falta de respeto a la cocina tradicional isleña, dice pérfidamente que lleva huevo, ajos, azafrán... Qué arte pisha, ¡No hay nada mas erróneo!
Con lo expuesto, la cantante, insisto, viene a demostrar de manera palpable su gran desconocimiento en cocina y, por tanto, su más profunda impostura en este honorable oficio de los fogones. Ya lo he dicho en otras ocasiones, pero no está mal recordarlo, la cocina, hoy por hoy, en España es una actividad que genera riqueza. Y eso, queridos lectores, es un hecho lo suficientemente serio como para no permitir que ciertos personajes se lo tomen a broma e irrumpan en ella sólo con afán de notoriedad y de enriquecerse de manera rápida.
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