El Roma, una flor en el fangal financiero
Gigi Buffon, el gran portero del Juventus, cree que el Roma de este curso "se aproxima a la perfección".
Y es cierto.
El Roma de Totti y Fabio Capello vive uno de esos raros momentos en los que un equipo es reconocido como superior por todos los rivales.
Las estadísticas son abrumadoras: es el líder y ha ampliado su ventaja tras la jornada de ayer; ha ganado once partidos, ha empatado tres y no ha perdido ninguno; tiene el mejor ataque, con 31 goles marcados, y la mejor defensa, con sólo cuatro recibidos.
Pero los números no bastan para explicar la fascinación de Buffon.
El Roma juega de maravilla. Totti se permite todas las fantasías y... todas le salen bien. Su cuchara, el bombeo suave sobre el guardameta, hace estragos y es característica de la desfachatez feliz con que se desempeñan los jugadores del cuadro capitalino.
El suyo es el estilo menos ceñudamente italiano que ha visto el calcio desde los tiempos de Antognoni y el Fiorentina en los primeros ochenta.
La defensa, de tres, trata el balón con delicadeza; el centro del campo parece trabajar sin esfuerzo, entre bromas y astucias; delante, hasta el ex valencianista Carew se ha contagiado de la picardía y la creatividad de Totti y Cassano.
El fantasma de la deuda
Quizá los tiempos mágicos sean efímeros. El Roma, sin embargo, está demostrando ser una tribu bien trabada, capaz de encajar imprevistos.
El viernes pasado, el brasileño Francisco Lima, centrocampista titular, anunció que no jugaba más hasta cobrar los seis meses de sueldo que se le deben y se negó a viajar a Émpoli con sus compañeros.
Esa crisis habría enrarecido el ambiente en cualquier colectivo. En el Roma, en cambio, una mediación de los propios jugadores, tutelada por un Capello de desconocida benevolencia, permitió que Lima pudiera pedir excusas y acudiese a Émpoli en el último momento para sentarse al menos en el banquillo. Todo fueron sonrisas para Lima.
El club está en venta por una suma absurda, 500 millones de euros; tiene una deuda igualmente absurda, superior a los 200 millones de euros, y acumula retrasos en el pago de los salarios.
El presidente del Émpoli, Fabrizio Corsi, descargó el sábado el malhumor de la derrota acusando precisamente al Roma de ser "ilegal". "Una sociedad con esas deudas no debería poder jugar contra los que hacemos sacrificios para cuadrar las cuentas", dijo. En parte, tiene razón.
El caso es que del fangal financiero ha nacido una flor de fútbol. Habrá que ver cuánto tiempo vive.
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