La boda de Pedro

No hace mucho me llamó Juan, un amigo de la facultad, para invitarme a su boda con Pedro. Yo me quedé sorprendido, no por el hecho en sí, llevaban seis años juntos, sino por el hecho de que fuera un concejal socialista de su pueblo quien los casara. La ceremonia resultó ser preciosa; sin embargo, no fue más que una farsa porque no tenía ninguna legalidad, no servía más que para hacer público el amor que se tienen el uno al otro, pero no sirvió para que se formalizara su amor jurídicamente como el de otras parejas heterosexuales.

¿Qué tendrá que ver la sexualidad en esto del amor, de sentirse atraído por una persona, de desear compartir la vida con una persona de tu mismo sexo? Ahora, cuando se cumplen 25 años de la Constitución, son muchas las personas que siguen sintiéndose discriminadas por su condición sexual, personas para las que algunos principios esenciales de esta Constitución no son más que un chiste de mal gusto. El artículo 14 de nuestra Constitución mantiene que "los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por causa de nacimiento, raza, sexo...". Entonces, ¿por qué los homosexuales no pueden casarse?